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Negativo Kodak con<br />
cuatro imágenes de<br />
dementes disfrazados.<br />
Archivo Histórico Provincial,<br />
Toledo, Fondo fotográfico<br />
Rodríguez, inv. 11.400.<br />
206<br />
y fotografiándolos. Marañón, influenciado por sus métodos y siguiendo la teoría de<br />
Cossío (1857-1935), tomó como referente las acciones de Charcot en el hospital de la<br />
Salpêtrière, escenificando una gran farsa en donde los dementes actuaban según sus<br />
preceptos, así como en el París de Charcot (Marías 2010, pp. 244-247). Era puro teatro,<br />
una pantomima iconográfica del arte del retrato. <strong>El</strong> objetivo de Marañón fue hallar en<br />
estas personas los rasgos del célebre misticismo castellano que <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> recreó con<br />
maestría en su apostolado y que tenía en Toledo su máxima expresión.<br />
La expresividad misteriosa de los enajenados que debía funcionar como elemento verificador<br />
de esta teoría, fue captada por los fotógrafos de la casa Rodríguez y por el pintor y<br />
escultor Sebastián Miranda, artista que había nacido en Oviedo en 1885 y que adquirió<br />
hasta su muerte (20 de octubre de 1975) una gran fama. Miranda hizo algunos dibujos,<br />
hasta ahora no localizados - y que deducimos gracias a una de las fotos del Archivo Histórico<br />
Provincial de Toledo, en los que vemos a Marañón junto con un loco disfrazado de<br />
apóstol y a su izquierda un hombre con sombrero, Miranda con una hoja entre las manos,<br />
dibujando al demente a través de trazos rápidos, firmes y esquemáticos.<br />
Los resultados fueron del total agrado de Marañón, que pidió confidencialidad a los<br />
presentes en cuanto a la divulgación de las imágenes. Sobre este asunto hay que tener<br />
en cuenta las circunstancias especiales que se daban en la España de los años cincuenta,<br />
época en la que asociar santidad a locura podía generar problemas con algunos<br />
sectores de la Iglesia o del gobierno. Por tratarse de un asunto delicado pocos<br />
años después en su libro aclarará que “no he querido disfrazar de Apóstoles a los actuales<br />
inocentes, sino mostrar que son los mismos en la morfología y en la exaltación<br />
expresiva” (Marañón, 1958, p. 235.).<br />
Durante su estancia parisina, como ya hemos dicho, Marañón debió entrar en contacto<br />
más directo con los libros de Charcot y Paul Richer (1849-1933) sobre la representación<br />
de la histeria, en una época en donde los tratados psiquiátricos se vieron<br />
saturados de láminas e imágenes utilizadas como pruebas nosológicas. Inventar y fingir,<br />
estas son las palabras que comparten las imágenes de la Nouvelle Iconographie de<br />
la Salpêtrière de Charcot y las fotos del fondo fotográfico Rodríguez. Claramente estas<br />
últimas se presentan menos impactantes en la representación del los enfermos, pero<br />
les une el interés por “experimentar” sobre los cuerpos para servir a una teoría o idea.<br />
Tanto a las mujeres del Asilo Salpêtrière, como a los enfermos del Nuncio se les orde-