Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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la era definitiva de la madurez espiritual de la Humanidad terrestre, toda<br />
vez que Jesús, con su ejemplificación divina, entregaría el código de la<br />
fraternidad y del amor a todos los corazones.<br />
En balde los escritores materialistas de todos los tiempos vulgarizaron<br />
el gran acontecimiento, ironizando los elevados fenómenos<br />
mediúmnicos que lo precedieron. Las figuras de Simeón, Ana, Isabel,<br />
Juan el Bautista, José, así como la Personalidad Sublimada de María, han<br />
sido muchas veces objeto de observaciones injustas y maliciosas; pero la<br />
realidad es que solamente, con la participación de aquellos mensajeros<br />
de la Buena Nueva, portadores de la contribución de fervor, creencia y<br />
vida, podría Jesús impulsar en la Tierra los fundamentos de la verdad<br />
inquebrantable.”<br />
Nos llama la atención la referencia hecha por el benefactor<br />
espiritual, destacándola de los demás compañeros que abrieron el camino<br />
para la misión de Jesús.<br />
Es que pese a la grandeza espiritual de María, los historiadores<br />
casi siempre olvidan mencionarla, o agregarla a los hechos históricos de<br />
la implantación del Evangelio de Jesús. Su figura mayúscula, casi siempre<br />
parece olvidada.<br />
De ella muy poco se habla.<br />
Encontramos en los Evangelios de Mateo y Lucas, los siguientes<br />
relatos en cuanto a la anunciación de Jesús, ya que en los otros evangelios<br />
el hecho no es mencionado:<br />
Encontramos en Mateo, capítulo 1, versículos 18 al 25:<br />
18 – El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando María, su madre,<br />
desposada con José, sin que hubiesen cohabitado antes, se halló que había<br />
concebido por el Espíritu Santo.<br />
19 – José, su esposo, como era justo, y no quería infamarla, resolvió<br />
dejarla secretamente.<br />
20 – Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció<br />
en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer,<br />
porque lo que de ella es engendrado, del Espíritu Santo es.<br />
21 – Y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque<br />
Él salvará a su pueblo de sus pecados.<br />
108 ANUARIO ESPÍRITA