Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!

Llorando copiosamente, entrega el niño muerto a los padres que
lloran y lo reciben sin la más mínima queja.
El padre acaricia los cabellos del niño, en silencio, y la madre ora
cubierta de lágrimas.
Desea ser humillado, acusado, ofendido. Seguramente, eso hubiera
disminuido el remordimiento que siente. Pero, allí, apenas encuentra
resignación y serenidad.
El abogado pregunta entonces a la familia sobre la instauración del
proceso de indemnización, pero el jefe de la familia responde, con firmeza:
–Nada de eso. Usted no tuvo ninguna culpa. Nadie haría eso a
propósito… Los designios de Dios han sido cumplidos…
Y la madre del niño, enjugando el rostro, agrega:
–Lloramos como es natural, pero no deseamos ninguna
indemnización. Dios sabe lo que hace.
El jurista, con los ojos rojos, consideró:
–Entonces…
Pero el dueño de la casa le cortó la palabra, acentuando:
–No se preocupe, Doctor… Comprendemos perfectamente que usted
no tiene la culpa… Usted está sufriendo tanto como nosotros… Ore con
nosotros, para que pueda calmarse…
Admirando su paciencia cristiana, el abogado preguntó vacilante:
–¿Qué religión profesan?
–Nosotros somos espíritas – informó el padre de la pequeña víctima.
El jurisconsulto bajó la cabeza y permaneció allí, sensibilizado y
servicial, hasta la realización de los funerales.
Y a la noche, en su casa, con el corazón oprimido y transformado,
se encerró en la habitación, y destrozó el satírico y denigrante libro que
había escrito.
(Mensaje recibido por el médium Francisco Cândido Xavier, transcripto de
la Obra “La Vida Escribe”, publicada por la Federación Espírita Brasileña, Capítulo
6, páginas 33, 34 y 35.)
178 ANUARIO ESPÍRITA