Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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Fue en Creta, la noble ciudad-estado, siete siglos antes de Jesús,<br />
donde se inició la elevada misión de realizar la educación formal,<br />
objetivando, de cierto modo, la preparación de sus hijos para la defensa,<br />
lo mismo que sucedería en Esparta, tiempos más tarde.<br />
No obstante, en Atenas, utilizando a las madres y a las nodrizas, se<br />
intentó educar a las nuevas generaciones para la vivencia de la filosofía,<br />
de la belleza, del arte, de la armonía…<br />
Siglos después, el emperador Adriano, en Roma, trabajó en favor<br />
de la educación regular, programa ejecutado por el gobierno, objetivando<br />
la ilustración de la ciudadanía.<br />
…Y desde entonces, la educación se tornó en el más eficiente<br />
recurso para la formación del pueblo, la dignificación o la degradación<br />
de la raza humana.<br />
Jesús, a su vez, Educador por excelencia, eligió el amor como el<br />
instrumento más hábil para la formación moral del carácter de la criatura,<br />
abriendo espacio para la instalación de la libertad, de los derechos humanos<br />
y de la plenitud, teniendo en cuenta su inmortalidad.<br />
Misioneros de variado porte trajeron a la Tierra, a través del tiempo,<br />
su valiosa contribución en favor de la educación, hasta el momento en<br />
que las ciencias ofrecieron los métodos y las técnicas eficaces, para la<br />
construcción del ser humano honorable.<br />
Aunque todavía campea la violencia en el hogar, en la calle, en los<br />
institutos educativos, mientras el analfabetismo siega las esperanzas de<br />
esos Espíritus sumergidos en un cuerpo infantil en formación…<br />
…Y ellos expían, unos alucinados, otros ya vencidos, sin<br />
expectativas felices ni posibilidades de revertir la deplorable situación de<br />
miseria en la que se encuentran…<br />
Que nadie se equivoque: ¡el futuro avanza en los pasos inseguros<br />
de la infancia!<br />
Orientar y amar, extender brazos de seguridad y trabajar los valores,<br />
moldeando sus sentimientos para sublimar aquellos inferiores e iluminar<br />
los saludables, es un deber que se impone a la sociedad contemporánea.<br />
Al lado de todos los preciosos valores ofrecidos por la psicopedagogía<br />
moderna, el amor y la disciplina deben participar en el programa<br />
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