Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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Cuando el mencionado médium termina la disertación brillante y<br />
esclarecedora de todas sus dudas, la Entidad señala su identidad con el<br />
sello vibrante de una fraterna salutación:<br />
¡Paz! Juan, el Evangelista”.<br />
De ahí en adelante, todo cambia en su vida: se descubre su potente<br />
mediumnidad en el área de la curación, entre otras facultades. Se<br />
desvincula de los lazos católicos, con el valor de los que agradecen el<br />
sendero que les había servido de camino, antes de adoptar la estrada que<br />
le dará un nuevo rumbo. No se oculta de sus amigos católicos, a los cuales<br />
libremente se confiesa convertido al Espiritismo, aun cuando deba<br />
enfrentar la condenación y el escarnio.<br />
Sobre este período, nos relata la misma biógrafa:<br />
“Se reúnen, en la ocasión, elementos de jerarquía del Clero de la<br />
Región, incluso el Obispo de Uberaba, que estimaba mucho a Eurípedes<br />
por la dedicación del joven a la Iglesia.<br />
Todos los esfuerzos caen por tierra. Nada destruye las nuevas<br />
convicciones de Eurípedes.<br />
La Iglesia está cabizbaja, afligida. Pierde, irremediablemente, a<br />
uno de sus más fieles y sinceros prosélitos.<br />
El Sacerdote Augusto Teodoro da Rocha Maia, sintiéndose culpable<br />
por haber contribuido involuntariamente a la edificación de nuevas ideas,<br />
en la mente del joven, a través del préstamo de La Biblia, se deja envolver<br />
por entidades de las sombras, que lo llevan en la camisa de fuerza,<br />
totalmente poseído.<br />
Desde el plano invisible, adversarios de la Luz, agrupados en<br />
falanges, trabajan para colocar obstáculos en el camino de Eurípedes. La<br />
posesión del presbítero Maia fue la primera manifestación, buscando tocar<br />
la sensibilidad del joven, para conseguir una posible renuncia a los nuevos<br />
ideales doctrinarios elegidos por él. ¿Quién sabe, también, si ese acto no<br />
levantase a gente del pueblo de la ciudad contra Eurípedes?<br />
No obstante, nada de eso cambió su decisión.<br />
A la propia familia de Eurípedes se cerró al entendimiento, envuelta<br />
por las mallas terribles de la incomprensión, manifestada por el<br />
resentimiento, al igual que los amigos que, cuando veían a Eurípedes<br />
pasando por la calle, afirmaban abiertamente: “El Profesor está loco…<br />
¡El Profesor está loco!”<br />
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ANUARIO ESPÍRITA