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Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!

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sus intenciones! Deseaban quedar libres del Rabí, pero querían hacerlo de un<br />

modo degradante, garantizando que sus palabras cayesen en el descrédito.<br />

¡Por otro lado, ejecutada la acción por los romanos, se resguardarían de la ira<br />

del pueblo, anulando la amenaza sin ensuciarse las manos, quedando bien<br />

con todos, imputando a los odiados conquistadores la autoría de la pena! Lo<br />

olvidarían rápidamente y sus enseñanzas quedarían perdidas para siempre…<br />

¡Cómo estaban engañados! Cada profecía del Maestro sería cumplida en el<br />

tiempo preciso y su resurgimiento del mundo de los muertos echaría por tierra<br />

las pretensiones de los que lo juzgaban un engaño. Ratificando las luminosas<br />

aseveraciones provenientes de sus labios, fortaleciendo los corazones que lo<br />

amaban, garantizando la continuidad de la tarea, su doctrina de Amor no sería<br />

sofocada por los ardides o por el tiempo. Al contrario, traspasaría los siglos,<br />

sufriendo previstas distorsiones, renovándose por la actuación en la Tierra de<br />

espíritus reencarnados, en excelsa misión y por el advenimiento del Consolador<br />

Prometido.<br />

–“Pasará el Cielo y la Tierra; pero, mis palabras, no pasarán.”<br />

El descanso rutinario, en el servicio militar, le permitía acompañar la<br />

trágica y dolorosa trayectoria final del amigo. Vistiendo las ropas que había<br />

usado en las diligencias secretas, se mezclaba con el pueblo, mortificado con<br />

el desarrollo de los acontecimientos. Presentó a los guardias las credenciales<br />

que le permitieron entrar en los lugares de la condenación y del suplicio.<br />

Presenció los crueles castigos impuestos al pacífico Rabí por los rudos<br />

soldados, creyendo que lo soltarían al final de aquellas grandes humillaciones<br />

y dolores. Después, el pusilánime Pilatos, omitiéndose a la justicia, y<br />

accediendo a que el poder y las ventajas transitorias comprasen su conciencia.<br />

En bien de la verdad, Pilatos intentó salvar al Maestro de la muerte,<br />

reconociéndolo justo, proponiendo que fuese liberado, de acuerdo con las<br />

costumbres de la Pascua, pero los judíos prefirieron liberar a Barrabás, el<br />

criminal. Entonces le impuso un cruel castigo, ordenando su flagelación, con<br />

la esperanza de que se contentasen con eso. ¡Sin embargo, nada fue suficiente!<br />

Una sombra colectiva envolvía a la multitud que exigía el sacrificio del<br />

inocente. El Maestro los incomodaba pues les hacía recordar los errores de<br />

cada uno, solicitando la indeseable modificación interior. ¡Qué lo matasen,<br />

pues así tendrían sosiego!<br />

Moralmente débil, Poncio Pilatos se lavó las manos.<br />

Con un creciente y avasallador odio, lo cargaron, colocándole en los<br />

hombros heridos el humillante y pesado madero, exhibiéndolo por las calles.<br />

ANUARIO ESPÍRITA 73

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