Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!

en los registros de las experiencias del período infantil de la vida actual.
Los dardos magnéticos acondicionados en el “cuerpo espiritual”
(terminología usada por Pablo de Tarso), son proyectados en la
indumentaria física, descompensando, como consecuencia, las funciones
endocrinas y neurológicas, culminando con la aparición de enfermedades
físicas y psicológicas de mucho realce, que desafían a la medicina
contemporánea. Aún bajo la perspectiva de la Doctrina Espírita, podemos
afirmar que el mayor agravante de cualquier patología es la obsesión
espiritual, convertida hoy en una verdadera pandemia en la Tierra.
La sociedad está sufriendo procesos obsesivos preocupantes. La
influencia del materialismo crece incesantemente. Los valores morales
están siendo corrompidos con asombrosa velocidad. Nunca el mundo
precisó tanto de las enseñanzas espíritas como en los tiempos actuales,
en los que anoréxicos desgastan sus cuerpos hasta la muerte. Vivimos
instantes en los que se aguza el individualismo, estropeando la estructura
social, y en los vendavales de la tecnología, somos remitidos a las
amarguras de las desigualdades y aislamientos, estableciéndose niveles
de confrontación y de exclusión social nunca antes experimentados.
En esa auténtica amalgama, usando y abusando del libre albedrío,
cada uno va conquistando victorias o amargas derrotas, según el grado de
experiencia conquistada. Unos ríen hoy, para llorar mañana, y otros, que
se exaltan ahora, serán humillados después. Debemos interrogar a nuestra
conciencia, pasando revista a los actos cotidianos, para la identificación
de los desvíos de los deberes que deberían haber sido cumplidos y de los
motivos libres de queja, por cuenta de nuestros actos. Revisemos
periódicamente nuestras caídas y deslices en el campo moral, activando
la memoria para recordar las muchas espinas que ya traemos clavadas en
la “carne del espíritu” (2), tal como enseña el “convertido de Damasco”.
Estas espinas nos harán recordar nuestra condición de enfermos, en largo
proceso de recuperación, necesitados de cautela.
En la anorexia de índole nerviosa, la curación no es fácil y exige
apoyo familiar, porque es una patología con raíces mentales, sociales,
somáticas y espirituales. El primer paso, y el más importante, es convencer
al anoréxico que está enfermo, que debe ser tratado antes de que sea
demasiado tarde. No obstante, el empleo de fármacos para el tratamiento
suele tener pocos efectos concretos, motivo por el cual su uso ha sido
limitado. Sin embargo –¡Gracias a Dios!– el mal no es invencible; ¡por el
contrario! En los centros espíritas, se pueden encontrar tratamientos
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