Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!

“Es lo que me hubiera gustado expresar si viviésemos, en este
momento, en una sociedad civilizada.”
13 – Oración.
13.1 – Pág. 174: Recordando un recital ofrecido en memoria de
Alfred Cortod, su venerado maestro, verifiquemos la absoluta
concordancia de nuestra Autora con la recomendación de Allan Kardec
en la cuestión nº 660 de “El Libro de los Espíritus” y en el punto nueve de
“El Evangelio según el Espiritismo”:
“Yo sabía que Corcot se ponía tan nervioso en público que me
daba la impresión de que, si esperaba más, no se decidiría a comenzar.
Cada artista tiene sus reacciones personales.
Por mi parte, me tomo un tiempo de espera para entregarme al
teclado, entonces, mi mirada se eleva al infinito, como invocando su
apoyo.”
14 – Niños y adolescentes, víctimas de procesos obsesivos.
14.1 – Pág. 10: “No voy a afirmar que fui una niña modelo. Decían,
desde mi más tierna edad, que traía el diablo en el cuerpo. Y yo confirmaba
tal concepto, pasando gran parte de mi tiempo ensuciándome en algún
árbol de nuestro inmenso jardín: el hecho de tener un hermano mucho
mayor me estimulaba en la práctica de arriesgadas acrobacias, ganando
rodillas llenas de equimosis e imprecaciones de mi madre, declarando,
con los brazos erguidos a los cielos: –¡Esta niña va acabar matándome!”
Si bien reconociendo que la expresión “traía el diablo en el cuerpo”
sea connotativa en el texto en análisis, la trasladamos para acá solamente
con el objetivo de dejar grabada una sugerencia que hemos hecho a
diversos grupos espíritas de los Estados de Minas Gerais y de San Pablo,
en nuestros rarísimos viajes, en el sentido de que las profesoras (y los
pocos profesores) de los Cursos de Moral Espírita Cristiana, antiguamente
llamados Cursos de Catecismo Espírita, puedan, antes del comienzo de
las respectivas clases, todos los sábados por la tarde o los domingos por
la mañana, dar pases a los niños frecuentadores de esos cursos.
Sí, apreciado lector, el número de niños presos a procesos obsesivos
aumenta considerablemente, no sólo los que necesitan tratamiento
psiquiátrico, sino los que se ven acosados por la obsesión sutil, que es
siempre la más peligrosa.
ANUARIO ESPÍRITA 207