Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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Las afirmaciones y promesas del amado penetraban en su corazón<br />
como suaves caricias. Hacía mucho tiempo que trabajaba con fervor por<br />
obtener aquel minuto divino, en que Pólux consiguiese comprender y<br />
sentir al Maestro en el corazón, antes de interpretarlo apenas intelectualmente.<br />
–Jesús bendecirá nuestras esperanzas –exclamó, afectuosa–.<br />
Nosotros que salimos juntos del mismo soplo de vida, llegaremos juntos<br />
a los brazos amorosos del Eterno.<br />
Pólux sollozó compulsivamente.<br />
–Te esperaré –dijo ella– a través de los caminos del Infinito. Lucharé<br />
a tu lado en los días más ásperos y te daré las manos para que pases sobre<br />
los abismos tenebrosos.<br />
–¿Me perdonaste, como siempre? –interrogó Pólux, con la voz<br />
entrecortada por la emoción del encuentro.<br />
–Los que se aman funden las almas en el entendimiento recíproco.<br />
Dios perdona, concediéndonos la oportunidad de la redención, y nosotros<br />
nos comprendemos unos a los otros.<br />
Y, evidenciando el deseo de restaurar las energías del amado,<br />
continuó:<br />
–Cuántas veces no habré caído también en las sendas extensas y<br />
ríspidas. ¿Acaso tengo un pasado sin mácula?... No eres el único que<br />
padece en los rescates justos y penosos. Millones de almas, en este mismo<br />
instante, claman las desventuras del remordimiento e invocan las<br />
bendiciones del Altísimo para el trabajo rectificador. ¿Y no será razón<br />
de infinita alegría la certeza de la concesión divina para comenzar de<br />
nuevo? Ya recibiste el permiso del Señor para el reinicio de la lucha y<br />
se acerca el bendito instante del retorno a la tarea y, ¿acaso pensaste en<br />
las inmensas torturas de cuantos, en este momento, se sienten oprimidos<br />
y amargados, en la ansiosa expectativa de alcanzar la dádiva que ya<br />
obtuviste?...<br />
Pólux la contempló reconfortado, pero, objetó melancólicamente:<br />
–¡Ah!, siento que podría alcanzar las culminaciones en las<br />
necesarias reparaciones; no obstante, Alcione, preciso para eso de tu<br />
constante asistencia. Sé que necesito recurrir a pruebas difíciles de<br />
abnegación y de ascetismo, pero… ¡Serías, para mi tarea, la radiante<br />
estrella del Alba y, en la noche, cuando fluyesen del cielo las bendiciones<br />
ANUARIO ESPÍRITA 95