Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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De paso, añadiremos que, además del ambiente espiritual hindú<br />
percibido allí, nos sentimos igualmente envueltos por una singular<br />
influencia artística, pues, vibratoriamente, la residencia en percibida era<br />
como un cenáculo de Arte Clásico, dado que uno de los hijos varones del<br />
matrimonio Santos es un joven tenor de promisor futuro, enamorado de<br />
la buena música, habiendo realizado dos giras artísticas (Alemania y<br />
Estados Unidos); dos hijas, pintoras de grandes dotes artísticos y fácil<br />
inspiración, además de otros tres hijos varones, ingeniero, arquitecto y<br />
médico, dueños de un elevado valor profesional.<br />
Un gran retrato de la niña muerta, en el salón de visitas, adornado<br />
de claveles blancos, en delicados jarrones, sobre un aparador estilizado,<br />
y puesto allí por las cariñosas manos maternas, despertó nuestra atención.<br />
Sonriente y graciosa, vistiendo el clásico uniforme de su colegio, la muerta<br />
parecía allí palpitar llena de vida y encantos. Alguien, entre las visitas del<br />
día, preguntó a la dueña de la casa:<br />
“–¿Cómo se llamaba su hija, señora?...”<br />
Los ojos de la nostálgica madre, azules como dos retazos luminosos<br />
del cielo, se irguieron hacia el perfil querido estampado allí, brillando<br />
por un discreto llanto, mientras sus labios respondían en voz pausada y<br />
tierna:<br />
“–Se llamaba Elizabeth…Pero nosotros la apodábamos ‘Betinha’…<br />
Era la menor entre las niñas…”<br />
Con eso vinieron las confidencias, los relatos amorosos de los<br />
padres nostálgicos, sobre la corta vida terrenal de la delicada flor que no<br />
llegara a desabrochar completamente, mil detalles y pequeñas<br />
particularidades que tejen el encanto de los afectuosos padres, siempre<br />
interesantes para el observador que procura distinguir, en los matices<br />
diarios de la vida, preciosos motivos para el estudio de la armonía plena<br />
con que las leyes del Creador todo lo disponen… Hasta fue narrada la<br />
etapa final de la vida terrenal de ‘Betinha’, que finalizó mansamente, de<br />
madrugada… Y su madre continuó el relato, sin detenerse a mencionar el<br />
túmulo, pero prosiguiendo en otra fase que era un buen símbolo de la<br />
Resurrección, que aguarda a todas las criaturas humanas después que el<br />
silencio abraza nuestros pobres despojos corporales, retornados al seno<br />
de la gran madre Naturaleza para las sublimes metamorfosis de las<br />
especies. Pero, oigamos en la palabra de Doña Hormenzinda Santos, la<br />
hermosa descripción del hecho ocurrido después del deceso de ‘Betinha’,<br />
124 ANUARIO ESPÍRITA