Anuario Espírita 2011 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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profesaban su fe en lo recóndito de los hogares o en ocultos locales, en sigilosas<br />
reuniones. Allí recibían muchas veces, la visita de los que habían sido<br />
compañeros del Maestro en sus andanzas por la Tierra, bebiendo de fidedignas<br />
fuentes los conceptos iluminadores. Nuestro amigo, el espía se unía a ellos, la<br />
figura fuerte y masculina aureolada de luz, la voz inspirada contando su<br />
historia, repitiendo enseñanzas jamás olvidadas. El suplicio de Jesús adquiría<br />
dulcísimas connotaciones en sus labios, transformándolo en un himno de amor<br />
a la Humanidad. Sonriendo, les relataba que el Rabí siempre supo que él lo<br />
vigilaba, notando sus mínimos gestos y palabras, acogiéndolo, no obstante,<br />
con indulgencia. Supo conquistarlo a él, un soldado de carrera, afín a las<br />
asperezas de la lucha y a las brutalidades de las campañas militares, a través<br />
de la mansedumbre de sus palabras y actos, y de sus ejemplos, jamás<br />
confrontados.<br />
El Centurión se transformó en un contador de lindísimas historias.<br />
–Estaba yo cierto día en Cafarnaún, mezclado entre los que frecuentaban<br />
la casa de un pescador de nombre Simón, cuando una linda mujer, con<br />
largos y sedosos cabellos que le tocaban su esbelta cintura, lanzándose a los<br />
pies de Jesús…<br />
El respeto de sus comandados, la excelencia de su desempeño<br />
profesional y su rica e influyente familia en Roma constituyeron, durante mucho<br />
tiempo, segura guarida contra las investidas de detractores y denunciantes<br />
que intentaban inculparlo de ser cristiano. Discreto, se mantenía sereno en su<br />
senda de trabajo, sirviendo y amando. Como jamás ninguna autoridad le había<br />
preguntado sobre la fe que profesaba, igualmente jamás tuvo interés en<br />
justificar su manera de ser, despreocupado de posibles sospechas a su respecto,<br />
colocándose en las manos de Dios, ajeno a comentarios que dispersasen su<br />
atención de las metas existenciales propuestas.<br />
Famosos por la calidad de los servicios ejercidos, siempre a la altura<br />
de las más difíciles e intrincadas tareas, detentores de sorprendente exención<br />
de ánimos y comportamientos justos, los hombres de su centuria hicieron del<br />
trabajo una oportunidad real para evolucionar. Acostumbrados a la belicosidad<br />
improductiva e innecesaria de la mayoría de las tropas, responsables por los<br />
desagradables incidentes que comúnmente terminan en actos de rebeldía contra<br />
el dominio romano, los mandatarios se sentían complacidos con el desempeño<br />
del centurión y sus subordinados, cerrando los ojos a las denuncias que<br />
señalaban al oficial como cristiano confeso.<br />
ANUARIO ESPÍRITA 81