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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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¿Cómo así, no ven cuántos muertos liberales bajan arrastrados por los ríos, a cualquier hora<br />

<strong>de</strong>l día y la noche, y los muertos que seguiremos encontrando y los hombres que seguirán<br />

matando en los días veni<strong>de</strong>ros...? No ven que en Bogotá, en Cali y en el Valle la multitud<br />

<strong>de</strong> muertos sigue creciendo por causa <strong>de</strong> la represión <strong>de</strong>l gobierno conservador. Se necesita<br />

estar ciego para golpearse la cabeza con los pies y no palpar esa cruda realidad. Imposible<br />

señores hablar <strong>de</strong> unión liberal-conservadora por la base, no pue<strong>de</strong> existir ni remotamente<br />

la posibilidad hoy ni en los años que vendrán con todos sus días. ¡Tantos muertos para<br />

terminar en abrazo marital con los conservadores! Falta <strong>de</strong> cerebro y falta <strong>de</strong> emoción en el<br />

corazón, abandono <strong>de</strong> los sentimientos partidistas. Patética, airada respuesta liberal al<br />

planteamiento <strong>de</strong> los comunistas <strong>de</strong> El Davis en el sentido <strong>de</strong> que había que unir por la base<br />

al pueblo liberal-conservador en la lucha por el <strong>de</strong>rrocamiento <strong>de</strong> la dictadura y crear<br />

conjuntamente un gobierno popular, un gobierno <strong>de</strong>l pueblo. ¡Tantos muertos en la sangre,<br />

tantos muertos en el recuerdo para terminar cogidos <strong>de</strong> la mano con los asesinos <strong>de</strong><br />

nuestros hombres! No se entendía ese lenguaje. Los liberales analizaban su política a través<br />

<strong>de</strong> la lupa que ampliaba la piel <strong>de</strong> sus muertos.<br />

“Yo veía las cosas <strong>de</strong> manera distinta. Lo veía en las regiones <strong>de</strong> Planadas, Gaitania en<br />

Aipe, en Palermo en las zonas conservadoras que no tenían nada que ver ni estaban<br />

comprometidas con la violencia. Llegábamos a sus casas y encontrábamos respaldo,<br />

información y apoyo para las acciones. Gente muy buena entre ellos. Cuando uno intentaba<br />

ilustrar su pensamiento político, entonces venía el choque con su pensar cuadrado, se<br />

santiguaban, rezaban, regresaban a su pensamiento <strong>de</strong> cien años atrás. Era cuestión <strong>de</strong><br />

cuidado en el habla con ellos. Serenar uno el espíritu <strong>de</strong> la contradicción, hacer política con<br />

los hechos <strong>de</strong> la realidad misma, para que la duda aflorara en ellos <strong>de</strong> labios para a<strong>de</strong>ntro y<br />

penetrara en sus cabezas. No insistir, <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hablar en consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las dudas que<br />

estaban tragando. Sin atropellarlos...”.<br />

Ahora en virtud <strong>de</strong> las circunstancias peligrosas que viven, nadie saca a relucir las<br />

divergencias. No se miran con <strong>de</strong>sconfianza. No brota el sudor <strong>de</strong> odio entre ellos. No se<br />

diferencian en sus olores, cuando ansiosos por disparar el gatillo están atrincherados<br />

esperando la segunda gran operación militar que entra por La Herrera y Rioblanco, sigue<br />

por El Ataco y se dirige hacia Bilbao. Son más <strong>de</strong> dos mil hombres en la más intensa<br />

operación rastrillo, husmeando hojas y troncos <strong>de</strong> los árboles, percatándose antes <strong>de</strong> beber<br />

el agua <strong>de</strong> las quebradas, metiendo los ojos hasta escrutar matojos y arbustos, dando la<br />

sensación <strong>de</strong> querer sacarle la verdad a la tierra. Ahora <strong>de</strong>viene como necesidad suprema,<br />

combatir. Se olvida la aci<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las palabras, se olvida el viejo hábito <strong>de</strong> señalar a otro por<br />

lo que piensa. Los comunistas pelean violentamente en el sector <strong>de</strong> El Davis, los muertos se<br />

<strong>de</strong>sgranan, los hombres caen sin vida como racimos. “Nosotros peleamos por la vía hacia<br />

La Herrera, en un punto conocido como La Garria, saliendo <strong>de</strong> la Palma; peleamos como si<br />

fuera el último <strong>de</strong> los combates; los comunistas hacen <strong>de</strong>volver la tropa porque les dan duro<br />

con tiro afinado, porque impi<strong>de</strong>n que la tropa avance al colocarles <strong>de</strong> camino trampas <strong>de</strong><br />

muerte, que saca espuelas <strong>de</strong> pavor a los que vienen pisando las huellas <strong>de</strong> los que van<br />

a<strong>de</strong>lante, los vuelos in<strong>de</strong>cisos, temerosos <strong>de</strong> continuar. Son muchos los muertos. Los<br />

comunistas se unen con nosotros por Horizontes y se <strong>de</strong>sarrolla una pelea infame con el<br />

ejército, los frenteamos sin huir, los seguimos como sombra cargada <strong>de</strong> venganza, los<br />

sacamos a tiros por la espalda. Se regresa la tropa por vía Rioblanco, por vía La Herrera,<br />

<strong>de</strong>jando la región sola otra vez sin tropa, respiramos...”.<br />

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