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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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-En Génova están todos los primos esperando por usted. Inclusive los hijos <strong>de</strong> mi hermano,<br />

los más gran<strong>de</strong>s están esperando por usted, concentrados en algún sitio. Lo están esperando<br />

dizque porque lo van a nombrar a usted <strong>de</strong> jefe.<br />

-Cómo, ¿jefe <strong>de</strong> qué...?<br />

-No sé jefe <strong>de</strong> qué...Ellos están pensando levantarse en lucha a como <strong>de</strong> lugar, contra los<br />

conservadores. Eso fue lo que me dijeron. Entonces lo están esperando a usted.<br />

-Pues yo tengo esperanzas en ellos. He hablado bastante con ellos y pensamos que pue<strong>de</strong><br />

existir un buen comienzo. Hay que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse; cómo vamos a seguir <strong>de</strong>jándonos matar por<br />

ahí en las calles, en las veredas, en estos montes. No po<strong>de</strong>mos esperar la muerte así <strong>de</strong><br />

simple, ¿no le parece, tío? La muerte <strong>de</strong>be llegarle a uno con aviso y uno escoge el día.<br />

Claro que la escogencia <strong>de</strong> la hora, es como muy difícil <strong>de</strong> acertar, pero bueno, uno hace el<br />

<strong>de</strong>ber.<br />

-Es lo mejor que uste<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n hacer. Creo que pue<strong>de</strong>n y <strong>de</strong>ben levantarse en lucha. Yo<br />

no puedo hacerlo, porque en realidad vea usted el cuadro <strong>de</strong> familia que tengo. Los hijos<br />

están pequeños, creciendo. El hijo mayor se fue sin po<strong>de</strong>r soportar la situación; el otro hijo<br />

mayor con el susto <strong>de</strong>sapareció y nunca supe más <strong>de</strong> su persona. También se fue el tercero.<br />

Los otros pequeños -enternecido el tío Manuel, sentado sobre un tronco y amarrado <strong>de</strong> las<br />

manos sobre las rodillas. Antes habían estado sacándole viruta con la peinilla a un chamizo<br />

grueso. Hizo un montón <strong>de</strong> virutas y le prendió can<strong>de</strong>la. Luego siguió embelesado,<br />

observando cómo el humo se iba transformando en vuelo <strong>de</strong> can<strong>de</strong>la.<br />

El tío Manuel insistió en que había que confiar en un pronto pronunciamiento <strong>de</strong> la<br />

dirección nacional liberal, “porque ellos son los jefes y no van a permitir que maten así no<br />

más al partido liberal...”.<br />

-Bueno, tío, vuélvase a Génova, déjeme mercado para unos quince días, vuélvase y<br />

coordine la llegada mía al pueblo. Yo quiero ver <strong>de</strong> cerca cómo está la situación -ahora más<br />

claro en sus presentimientos, impetuoso.<br />

-No, sobrino, eso está muy malo y la vida no hay que jugársela <strong>de</strong> esta manera. Allá los<br />

muchachos se la pasan escondidos en el día y en la noche, metidos en los cafetales. No<br />

pue<strong>de</strong>n dar blanco ni para mear o cagar porque, si los localizan, <strong>de</strong> inmediato sobre sus<br />

cuerpos llueve la balacera -lo dijo en un tono <strong>de</strong> advertencia, preocupado. La situación no<br />

era fácil <strong>de</strong> atraparla entre las manos.<br />

-Trate <strong>de</strong> indagar con ellos, cómo y don<strong>de</strong> logramos conseguir algunas armas, a ver quién<br />

tiene arma en las veredas, quién <strong>de</strong> los tíos conserva sus armas <strong>de</strong> cacería, <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa;<br />

quienes <strong>de</strong> los sobrinos y <strong>de</strong> sus familiares tienen armas, porque vamos a levantarnos... -<br />

dijo afirmativamente Pedro Antonio Marín. A los diez y nueve años había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser un<br />

hombre taciturno y silencioso.<br />

El tío Manuel regresó en poco tiempo con la razón entre los dientes: “Lo están esperando y<br />

es una reunión con veinte muchachos...”.<br />

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