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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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andanzas, instalando retenes. No eran retenes <strong>de</strong> muchos hombres, pero sí concentraciones<br />

<strong>de</strong> doscientas a trescientas unida<strong>de</strong>s, operando siempre en dirección a los campos. Tropa<br />

estable. Antes organizaban una operación rastrillo temporal y luego <strong>de</strong>saparecían, sin que<br />

se posesionaran <strong>de</strong> los territorios. Ahora, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los pueblos, cada quince días emprendían<br />

sus acciones contra las zonas escogidas. Una acción selectiva. “El ejército cambiaba sus<br />

concepciones operacionales. También nosotros estábamos cambiando la forma <strong>de</strong> hacer la<br />

guerra...”.<br />

“Nos metimos en tremendo lío; póngase a pensar en la situación en que nos habíamos<br />

metido el Charro y yo. Enfrentados al régimen, enfrentados a los liberales <strong>de</strong> los Loayza,<br />

enfrentados a los conservadores y enfrentados también a los comunistas. O sea que no<br />

teníamos tres sino cuatro enemigos, ahí a boca <strong>de</strong> jarro, vecinitos todos. Era una situación<br />

<strong>de</strong>masiadamente <strong>de</strong>licada...”. Los comunistas <strong>de</strong> El Davis no diferenciaban entre el grupo<br />

<strong>de</strong> los Loayza y el grupo <strong>de</strong> Pedro Antonio Marín y Charro Negro. “Nos incluían al Charro<br />

y a mi en la misma mochila. Seguramente pensarían: los unos y los otros son <strong>de</strong> la misma<br />

calaña. Eso significaba la guerra contra los comunistas, lo cual <strong>de</strong> por sí, era un parto<br />

doloroso...”.<br />

Seiscientos hombres, incluyendo a los que mero<strong>de</strong>aban por el comando, era el personal<br />

manejado por Manuel y Charro. No todos en armas, los armados fluctuaban entre ciento<br />

cincuenta hombres a doscientos, con el irrestricto apoyo <strong>de</strong> la población civil que vivía en<br />

esos sectores. Los guerrilleros comunistas <strong>de</strong>l comando <strong>de</strong> San Miguel les causaron algunas<br />

bajas. En un fallido ataque, porque <strong>de</strong> atacantes resultaron sorprendidos, capturaron a<br />

Arrancaplumas, un comandante comunista y junto a sus guerrilleros los condujeron presos<br />

al comando. Cinco días en los cuales les hablaron <strong>de</strong> su profunda equivocación. Pedro<br />

Antonio Marín sin resquemor alguno, con la suspicacia propia <strong>de</strong> su temperamento, les dijo<br />

a los prisioneros comunistas: por estar atacándonos a nosotros, el ejército los tiene<br />

arrinconados por los lados <strong>de</strong> San Miguel, les ha cogido el sitio; ellos aprovechan esta<br />

absurda coyuntura creada por la miopía lagañosa <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s mismos y con tremenda<br />

facilidad avanzan y se posesionan <strong>de</strong> sus territorios...”.<br />

Con cruda franqueza les dijo: “Uste<strong>de</strong>s quedan libres. Se van para el comando y les dicen<br />

allá a sus camaradas que <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> ser bobos, que piensen un poco políticamente, porque<br />

nosotros no somos los enemigos, con nosotros no es la pelea. No todo lo que uno imagina<br />

es cierto. Nos hemos retirado <strong>de</strong>l bloque liberal porque comprendimos que ese no era el<br />

camino justo. Somos antigobiernistas, no somos anticomunistas, no estamos<br />

persiguiéndolos a uste<strong>de</strong>s. Váyanse y llévense estas noticias y díganles que dispongan <strong>de</strong> un<br />

cuadro político para que venga a visitarnos, que por aquí estamos a la or<strong>de</strong>n que lo que<br />

necesiten lo ponemos a su disposición...”.<br />

Ocho días <strong>de</strong>spués les llegó al comando una comisión <strong>de</strong> tres hombres, con una carta<br />

enviada por el comando <strong>de</strong> los comunistas <strong>de</strong> San Miguel, situado en un punto llamado<br />

Canoas, con la propuesta <strong>de</strong> “que si nos garantizan <strong>de</strong> que no habrá represalias,<br />

mandaremos un dirigente a entrevistarse con uste<strong>de</strong>s...”. Respondieron, vengan que con<br />

mucho gusto les garantizamos la vida. Recibieron la visita <strong>de</strong> un dirigente político<br />

comunista -Marulanda no recuerda su nombre-, y en aquella comisión venía Ciro Trujillo<br />

Castaño, quien por precaución no llegó hasta el comando. Pedro Antonio Marín y Charro<br />

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