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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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ematará el gobierno. Los vencedores recibirán como premio, un tiro en la nuca, quizás se<br />

aumente el premio y serán dos tiros en la espalda, quizás tenga el gobierno consi<strong>de</strong>ración y<br />

nos premie con cuatro disparos dispersos en el cuerpo...Les dije enfuriado, uste<strong>de</strong>s van a<br />

terminar mal, muy mal, si un día resolvimos enviolentarnos no fue por causa <strong>de</strong> la<br />

persecución <strong>de</strong> los comunistas. Uste<strong>de</strong>s bien lo saben. Somos unos perseguidos por la<br />

política oficial...Entonces entramos en choque abierto, alcanzamos a tener pistola en mano,<br />

esa noche con Veneno y Agarre, a punto <strong>de</strong> muerte a una distancia <strong>de</strong> dos o tres metros, a<br />

punto <strong>de</strong> apretar el gatillo. Manos <strong>de</strong> compañeros nos maniataron la rabia y el impulso <strong>de</strong><br />

muerte, porque les dije, uste<strong>de</strong>s van a terminar <strong>de</strong> gobiernistas, <strong>de</strong> redomados godos, van a<br />

convertirse en estacas <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Laureano Gómez...”. Se calmó la cólera en<br />

la sangre como si hubiera recibido un chorro <strong>de</strong> agua, las pistolas volvieron a los cintos, las<br />

palabras se apaciguaron y se acordó que al día siguiente, explicarían la situación en la<br />

asamblea general <strong>de</strong> guerrilleros.<br />

Más <strong>de</strong> trescientos guerrilleros asistieron a la asamblea, en representación <strong>de</strong> las veredas,<br />

comandantes <strong>de</strong> grupos, como <strong>de</strong>legados. Fuego ardiendo intensamente la expectativa en<br />

esos rostros curtidos a sol abierto, tensos los hombres, agarradas sus manos a las boquillas<br />

<strong>de</strong> sus armas, intranquilos porque la <strong>de</strong>cisión que se iba a tomar afectaría sus vidas en<br />

forma <strong>de</strong>finitiva. “Yo partí la asamblea en dos. Hablé sin tanta impaciencia, hablé lo claro<br />

que pu<strong>de</strong> y dije, yo sé, no me cabe un hilo <strong>de</strong> duda, hacia dón<strong>de</strong> se dirige esta política. No<br />

estoy dispuesto a encarar esa lucha porque no tengo fuerza moral para hacerlo, no estoy<br />

convencido <strong>de</strong> su acierto. Dije, en los comunistas veo las mejores cualida<strong>de</strong>s, incluso más<br />

cualida<strong>de</strong>s que en los propios liberales. Por lo tanto <strong>de</strong>claro que <strong>de</strong> mi fusil nunca jamás<br />

saldrá un disparo contra los comunistas. Dije, que el personal que estuviera <strong>de</strong> acuerdo con<br />

mis planteamientos, <strong>de</strong>bería irse conmigo, votar por mi actitud, ante la gravedad <strong>de</strong> la<br />

situación que se avecina...”. Los liberales argumentaron algo <strong>de</strong> pos sí muy convincente y<br />

razonable; que los comunistas no eran gente <strong>de</strong> la región, que no tenían por qué estar en eso<br />

territorios <strong>de</strong> pertenencia liberal. Un agudo sentimiento localista. Que los comunistas<br />

<strong>de</strong>bieron haberse ido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo atrás, pero que no hicieron esfuerzo alguno; que los<br />

liberales les habían brindado todo su apoyo cuando llegaron en la Columna <strong>de</strong> Marcha, que<br />

los recibieron como a hermanos y ahora querían quedarse a la fuerza, sembrarse en esos<br />

territorios con sus i<strong>de</strong>as. La hora <strong>de</strong> la votación, el momento crítico, Gerardo y los suyos,<br />

seguros. Pedro Antonio Marín ya no se sentía un hombre solitario. “El margen <strong>de</strong> la<br />

votación fue supremamente estrecho. Partí la asamblea en dos”. Se aprobó la guerra contra<br />

los comunistas por una mínima diferencia. Desalojarlos <strong>de</strong> El Davis, sacarlos <strong>de</strong> sus<br />

comandos, acabar con ellos, fue el acuerdo.<br />

<strong>Tirofijo</strong> cavilaba. Es situación que pue<strong>de</strong> volverse <strong>de</strong> carácter nacional, porque las historias<br />

se conocen y corren con pies ligeros a contarse, a difundirse en la voz <strong>de</strong> los hombres. El<br />

odio crece como maleza en verano. En los espíritus se afianza la venganza. Porque no<br />

existen hechos aislados, los hechos son parte <strong>de</strong> un proceso y lógicamente ese proceso<br />

enca<strong>de</strong>na, impulsa otras consecuencias. Lo hombres abandonan la reflexión.<br />

Después <strong>de</strong> culminar la asamblea guerrillera, se organizó un tremendo baile, el aguardiente<br />

fue un río inatajable, el canto se escuchó en viejas canciones, acompañado por manos<br />

diestras en las guitarras y “ya todos bailando con su pareja en amarre <strong>de</strong> <strong>de</strong>sahogo, como<br />

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