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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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ante los representantes oficiales <strong>de</strong> la rehabilitación, para el cumplimiento <strong>de</strong> los acuerdos y<br />

<strong>de</strong> los planes, porque mucha gente se había quedado sin que le resolvieran sus peticiones;<br />

impulsando las obras públicas, la construcción <strong>de</strong> carreteras, caminos, puentes<br />

indispensables para <strong>de</strong>sembotellar las regiones; llevando peticiones ante la central eléctrica,<br />

en la secretaría <strong>de</strong>partamental, buscando la instalación <strong>de</strong>l fluido eléctrico para muchos <strong>de</strong><br />

los caseríos. “Lo mismo que me tocó representar a cerca <strong>de</strong> 300 muchachos campesinos<br />

que querían estudiar en los centros <strong>de</strong> agronomía, con becas que habíamos conseguido en<br />

los centros <strong>de</strong> experimentación. Yo era práctico en manejar el personal civil en esas<br />

circunstancias...”.<br />

Marulanda era el hombre que <strong>de</strong>smontaba con tremenda facilidad, una situación tensa, <strong>de</strong><br />

posibles choques con los liberales limpios, o choques con los conservadores, lo mismo que<br />

hacía las <strong>de</strong>nuncias políticas ante las autorida<strong>de</strong>s competentes, por su capacidad <strong>de</strong><br />

escuchar, por su calma para mediar la agresividad <strong>de</strong> la contraparte.<br />

Y Manuel Marulanda Vélez piensa, aprisiona el recuerdo; Charro que había participado en<br />

el congreso <strong>de</strong>l partido comunista realizado en Bogotá, llegó a la zona el 5 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong><br />

1960 y me hizo saber que había convocado una reunión en Gaitania, para informarnos<br />

sobre los resultados <strong>de</strong>l Congreso y para que estudiáramos la situación <strong>de</strong> la región. Se veía<br />

un hombre contento, porque traía con él muchas experiencias adquiridas en la capital. Yo le<br />

informé que Mariachi había <strong>de</strong>stinado un grupo <strong>de</strong> hombres para puestiarlo y darle <strong>de</strong> baja.<br />

Como siempre me escuchó, pero siguió <strong>de</strong>spreocupado por su vida. Así era el Charro.<br />

Llegamos al acuerdo que esto lo discutiríamos el 10 <strong>de</strong> enero en el pueblo. Pero concluimos<br />

que él no bajaría más al pueblo, que evitaría seguir haciendo giras y se <strong>de</strong>dicaría a alistar<br />

maletas para su viaje a Moscú. Me había contado que viajaría a realizar un curso político.<br />

Se le veía tan contento.<br />

Y Jaime Guaracas visualizaba la situación, la policía <strong>de</strong> Mariachi se uniformaba <strong>de</strong><br />

carabinero, con sueldo y apoyo logístico <strong>de</strong>l gobierno, llegaba a Gaitania, se ponía a tomar<br />

trago, amenazaba a la gente, la insultaba <strong>de</strong>safiante. Una situación a diario, impuesta por<br />

los rurales <strong>de</strong> Mariachi. Ellos se habían ganado a un sector <strong>de</strong> la población <strong>de</strong> El Socorro,<br />

un sector que habitaba frente a Gaitania, gente <strong>de</strong>l mismo pueblo, ya convertida en<br />

informadores, gente dañada en sus sentimientos. El año 59, fue un año <strong>de</strong> muchas<br />

provocaciones. A Charro lo habían intentado matar, no sé cuántas veces. Era un hombre<br />

<strong>de</strong>spreocupado, que don<strong>de</strong>quiera que podía organizar una fiesta, la organizaba para bailar y<br />

tomarse unos tragos. Un hombre muy alegre, muy extrovertido. Pero con una gran<br />

<strong>de</strong>sventaja, amaba y <strong>de</strong>fendía la vida <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más como si fuera su propia vida. Era así su<br />

naturaleza. Si veía a dos hombres peleando, así fuera el lance <strong>de</strong> machete o <strong>de</strong> cuchillo, ahí<br />

estaba él en medio <strong>de</strong> la furia <strong>de</strong> los dos hombres que querían sacarle sangre a sus cuerpos.<br />

Esa información la manejaban los provocadores. Y esos hombres, muy en sigilo, un día<br />

organizaron un reinado <strong>de</strong> belleza, con un baile para toda la noche, con un fin <strong>de</strong> crueldad,<br />

darle muerte a Charro, Charro que amaba tanto la vida. Los hombres bebieron hasta poner<br />

en rojo sus ojos. Era un plan más que simple: dos hombres simulaban una pelea a peinilla y<br />

esperaban que Charro saltara <strong>de</strong>spreocupado al ruedo y con sus maneras, intentara separar a<br />

los dos hombres y, en ese instante, en la confusión <strong>de</strong> la algarabía, otro hombre le asestaba<br />

un machetazo a Charro. Se dio comienzo al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l plan: lo iban a ejecutar uno <strong>de</strong><br />

los Corona y el otro, conocido como el Cabezón, simularon levantar la voz en palabras <strong>de</strong><br />

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