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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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“menos mal que el día amaneció bastante lluvioso y esa lluvia benéfica <strong>de</strong>l cielo impidió<br />

que todo el pueblo <strong>de</strong> Ceilán fuera totalmente <strong>de</strong>struido por el fuego implacable y<br />

<strong>de</strong>structor...”.<br />

La visión <strong>de</strong>l incendio era una cosa fantástica: alumbraba a todas las veredas, las montañas<br />

resplan<strong>de</strong>cientes. Había comenzado en la noche y en el día se propagó, a medida que<br />

tomaban el pueblo y lo saqueaban. Ansiosos hombres con terribles <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> vomitar más<br />

can<strong>de</strong>la...”<br />

Por el terror, el pueblo se <strong>de</strong>socupó a prisa como si un viento huracanado se hubiera llevado<br />

a los hombres, gente huyendo a gran<strong>de</strong>s zancadas sin tiempo para mirar hacia atrás,<br />

sudorosos en una interminable caravana sin <strong>de</strong>stino preciso. En las últimas casas, bien<br />

arriba <strong>de</strong>l pueblo, estaba situada en una cuadra la zona <strong>de</strong> tolerancia, cincuenta mujeres<br />

abigarradas en las cantinas y en las maltrechas habitaciones. A las cinco <strong>de</strong> la mañana,<br />

corrieron como ánimas solas con sus <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>ces al aire, asustadas, gritando, llevando en las<br />

manos a los santos <strong>de</strong> su <strong>de</strong>voción, pasaron junto al cementerio sin persignarse como<br />

acostumbraban hacerlo y se perdieron rumbo a la salida <strong>de</strong> Sevilla.<br />

“A las siete <strong>de</strong> la mañana no había un liberal moviéndose ni una casa que no echara<br />

humo. Unos huyeron, otros fueron asesinados. En la misma volqueta que habían llegado<br />

los chulavitas, cargaron los cadáveres para echarlos al río Tulúa. La volqueta tuvo que<br />

hacer cuatro viajes completos para llevar los 200 muertos. <strong>Las</strong> aguas <strong>de</strong>l río quedaron<br />

rojas durante una semana y Ceilán, azul por muchos años...”<br />

Apareció la <strong>de</strong>mencial jauría <strong>de</strong> perros hambrientos por los cafetales y los montes cercanos,<br />

llegando al pueblo para espantar la <strong>de</strong>solación con sus ladridos y los perros entablaron la<br />

otra guerra, entre los <strong>de</strong>strozos <strong>de</strong> sus dientes por arrastrar y comerse los cuerpos <strong>de</strong> los<br />

cadáveres, en una disputa brutal cerca <strong>de</strong>l bronce <strong>de</strong> Olaya Herrera, que seguía orondo,<br />

impasible, pensativo.<br />

Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez se ganó su carrera en ese atormentado<br />

amanecer. “Es que ya son varias las carreras en esta vida. Ahí en Ceilán me gané una<br />

carrera tremenda”. Entre los meses <strong>de</strong> agosto y noviembre <strong>de</strong> 1949, en pocos días había<br />

cambiado como hombre, en una profunda experiencia que conjugaba el terror vivido por él<br />

y por los pueblos <strong>de</strong> Betania, La Tulia, La Primavera y ahora en Ceilán que <strong>de</strong>sapareció esa<br />

noche y esa madrugada y dos veces más, años <strong>de</strong>spués. “Ya ahí si me puse a pensar<br />

distinto. Dije: esta situación está muy complicada, parece que todo cambió <strong>de</strong> carácter,<br />

entonces hay que buscar una solución. Ya uno se <strong>de</strong>cía, ¿pero con quién la buscamos? ¿A<br />

quién recurrimos? ¿<strong>Las</strong> armas, dón<strong>de</strong> están las armas, cómo se consiguen...? Si nos<br />

quedamos así <strong>de</strong> tranquilos nos van a matar a todos. El cuerpo ya no resiste más<br />

humillaciones...”.<br />

Instantánea fotográfica <strong>de</strong> un milagro<br />

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