12.05.2014 Views

Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez pensaba inquieto: “Buena la razón que<br />

trae el tío Manuel <strong>de</strong> los veinte muchachos. ¿Pero...? Tanta gente que había en el Dovio,<br />

vea las que pasaron, <strong>de</strong>spués en Betania y les llegó la huída; luego en La Primavera y la<br />

carrera fue gran<strong>de</strong>cita y ahora en Ceilán se <strong>de</strong>splomó el pueblo en su miedo, en su<br />

in<strong>de</strong>fensión...¿Qué diablos vamos a hacer...?. Yo me di cuenta <strong>de</strong> que fue y sigue siendo un<br />

problema <strong>de</strong> armas. Uno se <strong>de</strong>cía en esa problemática: si las gentes que habitaban tal<br />

pueblo y en el otro, hubieran tenido armas, con seguridad que no entran los pájaros. Todo<br />

el mundo tenía los ánimos en alto para la pelea, querían hacerlo con honor, <strong>de</strong>fendiendo<br />

algo tan importante como es la vida, ¿cierto? Pero no había armas, sólo había machetes...La<br />

in<strong>de</strong>fensión en el hombre sólo <strong>de</strong>ja lágrimas perdidas y no se pue<strong>de</strong> vivir eternamente <strong>de</strong>l<br />

llanto”.<br />

-Esta semana tío no me haga mercado. Hágame unas exploraciones para salir por un<br />

<strong>de</strong>terminado lugar hasta coger la carretera que va para Sevilla y luego <strong>de</strong> Sevilla hasta<br />

Génova.<br />

-Pero están preguntando mucho por papeles -dijo el tío Manuel.<br />

-Como soy un muchacho no <strong>de</strong>spierto tanta <strong>de</strong>sconfianza.<br />

Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez, salió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> seis meses <strong>de</strong> estar<br />

escondido en esa montaña, en medio <strong>de</strong> su paisaje montaraz y <strong>de</strong> una pequeña quebrada,<br />

murmullo <strong>de</strong> sus preocupaciones, que le había permitido en su silencio, reflexionar sobre lo<br />

que sería el futuro <strong>de</strong> su vida y se <strong>de</strong>spidió con un fuerte abrazo <strong>de</strong> su tío Manuel; miró su<br />

rostro familiar y afectuoso, caminó dos días y medio, con buena comida y muchos alientos<br />

y una gran <strong>de</strong>cisión hasta salir a la carretera que se dirige <strong>de</strong> Sevilla a Armenia. Se montó<br />

en una línea <strong>de</strong> bus lleno y agobiado por los olores <strong>de</strong> gentes <strong>de</strong>sconocidas y al llegar a<br />

Sevilla, se percató <strong>de</strong> la atmósfera irrespirable que se vivía ahí: “Situación <strong>de</strong>masiado grave<br />

en ese Sevilla. No podían vivir libremente los liberales, los mataban como a moscas en el<br />

pueblo. Se mantenía encerrados con llave en la vida. En carro pasé a Caicedonia; paró un<br />

rato el bus y se veía a través <strong>de</strong>l vidrio <strong>de</strong> la ventana, gentes con revólveres terciados y<br />

aparcados con cientos <strong>de</strong> proyectiles y unos terribles sombreros sobre sus cabezas como si<br />

todos fueran gana<strong>de</strong>ros, con sus perreros en las manos y sus ponchos blancos y unos<br />

guarnieles para ocultar sus armas. Eso lo miraban a uno todo extraño, lo ro<strong>de</strong>aban oliéndole<br />

el semblante político. Hombres que habían <strong>de</strong>sarrollado con rapi<strong>de</strong>z el olfato. Ya<br />

Caicedonia era un nido <strong>de</strong> pájaros propiamente, con nido <strong>de</strong> camada <strong>de</strong> los lamparillas, <strong>de</strong><br />

los pájaros azules, andaban por ahí en sus calles, <strong>de</strong>jándose ver...Esa noche llegué por<br />

fortuna a Génova...”.<br />

“El muchacho volvió todo cambiado...”<br />

“Por la misma puerta entró esa noche, antes había tocado con afán y mucha insistencia<br />

por el peligro y hasta que no hablé con su voz y la reconocí yo no me atreví a abrir la<br />

puerta. Por precaución estamos vivitos y po<strong>de</strong>mos hablar y eso que una tiene asegurada su<br />

tierra, a una cuadra <strong>de</strong> aquí bajando, en el cementerio. De muy niño hizo vida <strong>de</strong> familia<br />

65

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!