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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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mientras “el se movilizaba a poner cuidado. A las tres horas <strong>de</strong> huida, vimos el caserío y la<br />

escuela convertidos en humo creciendo en cruce <strong>de</strong> llamaradas por el incendio. En calma<br />

salieron policías y pájaros <strong>de</strong> la finca conocida como La Estrella, arriando ganado,<br />

prendiéndole can<strong>de</strong>la a las casas y al llegar a la nuestra, también la encenizaron. Ese día<br />

cambió precisamente la vida, porque nos fuimos a vivir en junta <strong>de</strong> las gallinas, los perros y<br />

los cerdos al rancho que construimos en el monte con hojas <strong>de</strong> platanillo y hojas <strong>de</strong> palma y<br />

para asegurar la existencia, entonces nos acostumbramos a colocarles cabezales en la<br />

trompa <strong>de</strong> los perros para que no ladraran, lo mismo hicimos con los gallos para que no<br />

cantaran...”.<br />

Regresó como aparecida <strong>de</strong> nuevo la guerrilla y los enmontados ahora sí resolvieron<br />

escuchar con atención la voz anunciadora <strong>de</strong> Charro y por indicación suya, organizaron el<br />

comando <strong>de</strong> Caicedonia, antes habían organizado el comando <strong>de</strong> El Paujil, en La Estrella, a<br />

cuatro horas <strong>de</strong> distancia <strong>de</strong> Santiago Pérez. Ahí surge como jefe natural, Ciro Trujillo<br />

Castaño. Por orientación <strong>de</strong> El Davis, las familias <strong>de</strong> El Paujil y Caicedonia se trasladaron<br />

hacia San Miguel y formaron un gran Comando, en la vía entre Marquetalia y Gaitania-<br />

Marquetalia aún no se conocía por ese nombre. “Yo todavía no participaba en la guerrilla,<br />

yo era un muchacho. En los comienzos <strong>de</strong>l año cincuenta <strong>de</strong>cidí pedir mi ingreso a las filas,<br />

ya con mis trece años y medio ya como vividos. Cuatro <strong>de</strong> mis hermanos eran guerrilleros,<br />

sólo los menores estaban por fuera <strong>de</strong> las filas...”.<br />

En las orillas <strong>de</strong>l río Atá existen unos nace<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> agua salada. Los indígenas <strong>de</strong> la región<br />

cocinaban y hervían el agua y <strong>de</strong>jaban que el tiempo la enfriara para que se asentara en los<br />

recipientes la sal muy parecida a la sal marina. La guerrilla hacía lo mismo para solventarse<br />

<strong>de</strong> la sal. En los atar<strong>de</strong>ceres como cumpliendo una cita apremiante, a la salina caían con su<br />

vuelo muchas aves a tomar el agua salada, “incluso animalitos roedores como el guatín y el<br />

borugo...Una tar<strong>de</strong> por cierto muy bonita por el sol y la tranquilidad en el cuerpo,<br />

estábamos la mayoría <strong>de</strong>l personal en formación en el comando <strong>de</strong> San miguel, cuando<br />

escuchamos unos tiros que provenían <strong>de</strong> la salina. El personal se puso nervioso, a la<br />

expectativa, atrincherándose...”. Pedro Antonio Marín pasaba cerca <strong>de</strong>l comando y en la<br />

salina mero<strong>de</strong>aban muchas pavas, las conocidas como las cujías; hizo dos disparos y dos<br />

pavas mató con una carabina. “Cuando llegó él al comando acompañado <strong>de</strong> seis hombres,<br />

entre ellos su hermano menor conocido como Jaramillo, muy jovencito, a una edad como la<br />

mía y Marulanda también muy joven, al conocerse <strong>de</strong> su presencia, salimos contentos<br />

comentando llegó <strong>Tirofijo</strong>, llegó ¡<strong>Tirofijo</strong>! Fue tanta la emoción que los jefes que estaban<br />

en el comando formaron el personal y le dieron el parte. <strong>Tirofijo</strong> nos <strong>de</strong>jó ver a los<br />

muchachos su fusil y el fusil pasó por todas las manos como si fuera un objeto maravilloso.<br />

Nunca habíamos visto un fusil en manos <strong>de</strong> un guerrillero. A Marulanda lo vi como una<br />

persona <strong>de</strong>spierta, cariñosa y muy amable; a los tres días volvió a marchar...”. <strong>Las</strong><br />

imágenes siempre por fuerza <strong>de</strong> atracción regresan a la memoria <strong>de</strong>l hombre, así como<br />

regresan las pavas con su vuelo a la salina; las imágenes se congelan en el tiempo como una<br />

vieja fotografía pegada en la pared <strong>de</strong>l cuarto. Jaime Guaracas nunca <strong>de</strong>jaría en el olvido<br />

esa tar<strong>de</strong> en que conoció a Pedro Antonio Marín. Ya no podría hacerlo.<br />

“Ahí en semejante tormenta a tiro <strong>de</strong> pistola como fue la asamblea guerrillera <strong>de</strong> los<br />

liberales en La Ocasión, el Charro está conmigo, <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> mi posición <strong>de</strong>fine el peligro<br />

junto a mi persona, apoya mis planteamientos y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, siempre nos jugamos la<br />

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