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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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diciéndoles por aquí andamos, aún estamos vivos. Era la táctica <strong>de</strong> hostigamiento, no la<br />

táctica <strong>de</strong> ocupar posiciones...”.<br />

El control estricto <strong>de</strong> los retenes les causa reveses económicos, porque en su mayoría el<br />

personal no era apto para el combate; era inevitable el peso <strong>de</strong> las familias. La población<br />

civil sólo tenía cabida en los comandos guerrilleros para conservar la vida, no existía otra<br />

posible alternativa. La guerrilla no podía permanecer impasible ante este fenómeno, y<br />

aunque la aglomeración <strong>de</strong> masas perjudicara su propia movilidad, <strong>de</strong>bía recogerla, darle<br />

toda la ayuda, <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla; guerrilla y población eran como los mismos ojos, los mismos<br />

sentimientos, unidos en su suerte. “Nos quedamos sin masas en la periferia, los pobladores<br />

huyeron; la población que está con nosotros en los comandos no produce por los<br />

permanentes movimientos; no se pue<strong>de</strong> comerciar con los pueblos por los controles <strong>de</strong>l<br />

ejército, nuevamente el bloqueo es una montaña que se nos vino encima y el mundo es un<br />

círculo <strong>de</strong> árboles ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> malezas y rastrojos como si fueran un cerco <strong>de</strong> espinas; nada<br />

existe que no conozcan los ojos, el mismo olor que se lleva en la ropa que se ha vuelto<br />

como una segunda piel, la misma distancia <strong>de</strong> siempre, el paisaje metido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una<br />

botella, las palabras diciendo lo mismo”. Organizan entonces, el frente <strong>de</strong> trabajo con el<br />

personal no apto para las filas, una solución a largo plazo: el maíz a siete meses, la caña al<br />

año, lo mismo que la yuca y los platanales. “La crisis nos obliga a realizar las primeras<br />

revanchas <strong>de</strong> ganado y como es lógico, escogemos las regiones conservadoras, la base<br />

social <strong>de</strong> apoyo al régimen. Claro que, las revanchas <strong>de</strong> ganado tienen sus complicaciones:<br />

se <strong>de</strong>be contar con un personal seleccionado, <strong>de</strong>terminar con cierta luci<strong>de</strong>z la hacienda en la<br />

que se va a realizar la expropiación, <strong>de</strong>finir los planes sin olvidar <strong>de</strong>talles para cuidar <strong>de</strong><br />

camino el ganado, y alistarse para aguantar la persecución <strong>de</strong> la aviación, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo<br />

enfoca la manada que corre con <strong>de</strong>sdén y parsimonia y, hay que apresurarse en la marcha<br />

dándole mucho fuete al ganado y, <strong>de</strong>trás, el grupo <strong>de</strong> retaguardia vigilando los movimientos<br />

<strong>de</strong>l enemigo que vienen en la persecución: la tropa y los dueños <strong>de</strong> la hacienda en compañía<br />

<strong>de</strong> policías y civiles armados... Pero, había que alimentar el hambre <strong>de</strong> la población, aunque<br />

para saciarla tuvieran que sonar muchos disparos. Y como no había herramientas para<br />

<strong>de</strong>sarrollar los planes <strong>de</strong> agricultura en los comandos, como no había dinero para<br />

comprarlas en los pueblos y como nadie podía salir legalmente a cumplir esos encargos,<br />

entonces cualquier región que ocupábamos las barríamos <strong>de</strong> herramientas y dinero...”.<br />

El teniente Antonio, el hombre bondadoso que hacía un año le había hablado a Jaime<br />

Guaracas sobre las tres Cordilleras, salió por la vía legal con la tarea <strong>de</strong> buscar el contacto<br />

partidario, no importaban el tiempo que gastara, con tal <strong>de</strong> que regresara con buenas<br />

noticias. “Conocíamos a Antonio, confiamos en que llegaría un día <strong>de</strong> nuevo hasta<br />

nosotros. Es que hasta marzo <strong>de</strong> 1954, habíamos perdido cuatro intentos para conseguir los<br />

contactos con el partido. Nada sabíamos <strong>de</strong> Lister ni <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la dirección política <strong>de</strong> El<br />

Davis... Estaban perdidos, como estábamos perdidos nosotros. Casi dos años habían pasado<br />

sin po<strong>de</strong>r hablar <strong>de</strong> política con ellos. Y esto significaba para nosotros, vivir en la más<br />

completa <strong>de</strong>sorientación sobre la problemática <strong>de</strong>l país, estábamos como metidos en la<br />

cueva <strong>de</strong> los pensamientos. Un año largo en que se nos fueron las luces <strong>de</strong> lo que sucedía<br />

por fuera <strong>de</strong> estas montañas”. En el comando <strong>de</strong> Riochiquito ya existen 10 células <strong>de</strong><br />

partido, pero no tienen materiales <strong>de</strong> estudio; sólo cuentan con un ejemplar <strong>de</strong> los estatutos,<br />

un folleto, La nueva <strong>de</strong>mocracia, un pequeño libro <strong>de</strong> filosofía. Cerca <strong>de</strong> Belalcázar,<br />

localizan a un antiguo dirigente <strong>de</strong> El Davis, Cacha <strong>de</strong> Palo, que no tiene noticias <strong>de</strong>l<br />

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