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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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Esa noche terminamos durmiendo en el zarzo <strong>de</strong> una casa, sobre unos bultos <strong>de</strong> maíz. Allí<br />

encontramos nuestros equipajes. Antes <strong>de</strong> estirar las piernas, con Omar que sostenía la luz<br />

<strong>de</strong> la linterna, volvimos a leer la carta que nos había entregado el teniente.<br />

“Camarada Isauro Yosa:<br />

Con la presente reciba nuestro saludo revolucionario.<br />

Queremos recordarle al Comité <strong>de</strong> Zona <strong>de</strong> Marquetalia, que tienen un retraso <strong>de</strong> tres meses<br />

en el pago <strong>de</strong> los porcentajes <strong>de</strong> las cuotas estatutarias y en la recogida <strong>de</strong> las Cuotas<br />

asignadas a uste<strong>de</strong>s, que están previstas en la Campaña Nacional <strong>de</strong> Finanzas. Esperamos<br />

que pronto se pongan al día en sus cuentas financieras con el Regional.<br />

No hay que olvidar camaradas en este sentido, las enseñanzas <strong>de</strong> Lenin: “Sin finanzas no<br />

hay partido y sin partido no hay revolución”<br />

Fraternalmente,<br />

Secretario Regional <strong>de</strong> Finanzas.”<br />

El compañero evangelista nos <strong>de</strong>spertó <strong>de</strong> un sueño profundo; a la madrugada nos sirvió<br />

café y <strong>de</strong> camino enmu<strong>de</strong>ció inexplicablemente y a trote al mediodía nos entregó a un<br />

grupo <strong>de</strong> hombres armados, que nos esperaban. Un guerrillero alto y fornido, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ntado<br />

pero risueño, con un casco <strong>de</strong> guerra en la cabeza, que lo llamaban Patas, nos preguntó<br />

con Sorna:<br />

-¿Cómo les fue con el susto? Veníamos por uste<strong>de</strong>s.<br />

Tomamos la trocha hacia Marquetalia, por la margen izquierda <strong>de</strong>l cañón <strong>de</strong>l río Atá,<br />

maraña uniforme <strong>de</strong> troncos y bejucos, <strong>de</strong>nsa vegetación <strong>de</strong> difícil acceso. Abajo, un espejo<br />

curvilíneo yéndose <strong>de</strong>spreocupadamente con sus aguas.<br />

Marquetalia, para nuestra sorpresa -en la imaginación un fortín <strong>de</strong> centenares <strong>de</strong> hombres<br />

armados, reptando o parapetándose en trincheras circulares-, era una pequeña explanada<br />

<strong>de</strong> potreros crecidos, ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> cerros, con tres casas don<strong>de</strong> vivían Isauro Yosa y su<br />

familia, Marulanda y su familia y la casa <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que habitó Jacobo Prías Alape,<br />

Charro Negro. Allí nos alojamos Omar y yo, mientras esperábamos a Manuel Marulanda<br />

Vélez. Isauro Yosa, un legendario lí<strong>de</strong>r campesino <strong>de</strong>l Sur <strong>de</strong>l Tolima, bajo <strong>de</strong> estatura y<br />

fornido <strong>de</strong> cuerpo, ojos rasgados y rostro ovalado, más bien lampiño, nos dijo que Manuel<br />

estaba más arriba en la montaña, haciendo prácticas <strong>de</strong> tiro. Que posiblemente en la tar<strong>de</strong><br />

o mañana regresaría.<br />

“Él es el camarada Manuel”, dijo la compañera al girar su cuerpo, cuando nos servía dos<br />

tazas <strong>de</strong> café, y señalar al hombre que se enmarcó en la entrada <strong>de</strong> la puerta,<br />

escudriñando, <strong>de</strong>sconfiado mirando hacia a<strong>de</strong>ntro. Sin darnos tiempo para el asombro, se<br />

sentó cerca <strong>de</strong>l fogón, se quitó el chacó <strong>de</strong> la cabeza, saludó <strong>de</strong> mano y clavó sus ojos en<br />

nosotros. Portaba una carabina M-1, la puso entre sus rodillas sin soltarla y en un tono<br />

paisa preguntó:<br />

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