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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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que le habían pegado, a ellos eso les caía muy bien. Porque exclamaban que algo malo <strong>de</strong>be<br />

estar haciendo en la escuela, hijo...”.<br />

En los ratos libres, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los estudios y el intenso trabajo <strong>de</strong> <strong>de</strong>syerbe, recolección <strong>de</strong><br />

café y la poda <strong>de</strong> los platanales y los yucales, sentado sobre una banca, silencioso,<br />

transcurría el tiempo inventando todo tipo <strong>de</strong> pistolas y <strong>de</strong> escopetas. <strong>Las</strong> construía con<br />

tubos <strong>de</strong> paraguas, les colocaba un gatillo hechizo; en el disparador les ponía fósforos y<br />

caucho y con calma, al entrecerrar el ojo <strong>de</strong>recho precisaba la puntería y disparaba. Lo<br />

recuerda su hermana. Soñaba que a los dieciséis años iría a pagar el servicio militar. Quizá<br />

fueron las historias que escuchó <strong>de</strong> sus tíos sobre la guerra <strong>de</strong> los Mil Días las que<br />

influyeron en ese sueño nunca realizado. Era el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l conocimiento, dominio y manejo<br />

<strong>de</strong> las armas que atrae la mente <strong>de</strong> todo niño, en los juegos infantiles. Un niño cae muerto al<br />

sentir el disparo y luego se levanta con vida y corre; el niño que dispara se emociona<br />

cuando ve que el contrincante muere y se sorpren<strong>de</strong> cuando el muerto entre risas le regresa<br />

el disparo. Inocentemente en el campo se jugaba a la muerte <strong>de</strong> mentiras.<br />

A temprana edad, les dijo a los padres, “que quería retirarme <strong>de</strong> la casa para formar mi<br />

propio patrimonio, porque recuerdo que yo tenía dominio total en la casa. Conseguía los<br />

trabajadores para la recolección <strong>de</strong>l café, para la siembra <strong>de</strong>l maíz, la recolección <strong>de</strong>l maíz,<br />

la siembra <strong>de</strong>l fríjol, la recolección <strong>de</strong>l cultivo <strong>de</strong> la yuca. Todo controlado prácticamente<br />

por mi cuenta, bajo mis pensamientos. Ese es el dominio. O sea que a mí me daban el visto<br />

bueno los padres por lo que yo hacía. Eran mis argumentos. Y cuando me di cuenta que<br />

estaba echando todo por <strong>de</strong>lante dije: ‘y <strong>de</strong>spués...’. Es cuando me surge la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> irme, <strong>de</strong><br />

abrirme paso, y para no tener problemas en el futuro con los hermanos, entonces mejor me<br />

voy, pensé. Lo dije a mis padres. Yo creo que tenía que estar entre doce y medio, trece<br />

años. Entonces <strong>de</strong>jé los recuerdos vividos. Les volví momentáneamente la espalda, sin<br />

remordimiento...”.<br />

Hizo muchos ensayos y solamente a los 16 años sintió que podría hacerlo. Quería conseguir<br />

algún capital que le permitiera tener su casa, su finca, sus animales, y así encausar sus<br />

inquietu<strong>de</strong>s. Se fue para el Valle, por los lados <strong>de</strong> La Tulia, Moralia, Betania, en la<br />

Cordillera Occi<strong>de</strong>ntal y organizó los primeros tanteos, cerca <strong>de</strong> El Águila. Fue expen<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong> carne, trabajó como pana<strong>de</strong>ro, fue ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> dulces, “cosas así, que le dan a uno para<br />

pasar los días y sobrevivir, pero no digamos para po<strong>de</strong>r conseguir un patrimonio estable<br />

aunque uno fuera un muchacho con i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> ganador...”.<br />

Intentó hacerlo todo, que un contrato para construir varios kilómetros <strong>de</strong> camino, que la<br />

construcción <strong>de</strong> un puente, que un contrato en gran<strong>de</strong> escala para cortes <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, que el<br />

montaje <strong>de</strong> un galpón para alimentar arrieros y aserradores, que la organización <strong>de</strong> una<br />

tienda y ahí estaba él más que seguro haciendo la propuesta. Se encarrilaba ya en sus<br />

asuntos. “Yo entonces tenía buena energía y buenos argumentos para hablar con quien<br />

hablaba y convencerlo y la gente me escuchaba y creía en mí y yo al intentar un negocio,<br />

cualquiera que fuera lo echaba para a<strong>de</strong>lante y salía fresco a la otra orilla...”. Un joven<br />

persuasivo en la palabra y en los gestos.<br />

A los 16 años había firmado su primer contrato, cerca <strong>de</strong> La Moralia y fue un corte <strong>de</strong><br />

30.000 piezas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. Así con el pulso que da la experiencia se fue haciendo un avezado<br />

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