12.05.2014 Views

Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ociando con sus armas las entradas, las salidas, paseándose por la plaza, divirtiéndose y<br />

apuntando a las ventanas, a las puertas, precisando por obra <strong>de</strong> la casualidad a vida <strong>de</strong> un<br />

hombre, gritando como solían hacerlo vivas al partido conservador, vivas a la iglesia, abajo<br />

a los liberales, iracundos con furiosa sed <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción, como diciendo, es señal y signo <strong>de</strong><br />

que estuvimos, para que nadie pueda olvidarlo. “Ya se hablaba <strong>de</strong> Lamparilla, se hablaba<br />

<strong>de</strong> un Pájaro Azul, <strong>de</strong> el Pollo <strong>de</strong> un Pájaro Ver<strong>de</strong>, <strong>de</strong> un Pájaro Negro lo más granado <strong>de</strong><br />

la pajaramenta en vuelo. Eso, ya hablaban <strong>de</strong> muchas cosas...”.<br />

Al <strong>de</strong>spedirse, acompañaron sus vozarrones con los disparos <strong>de</strong> sus armas. Por un parlante<br />

dijeron en voz segura, pero furiosa que se iban, pero que pronto volverían. A las tres <strong>de</strong> la<br />

mañana fue el regreso, hablaron <strong>de</strong> Laureano Gómez, <strong>de</strong>l general Franco, <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong>l<br />

Carmen, en un largo discurso que duró tres horas en la mitad <strong>de</strong> la plaza, y lo finalizaron<br />

diciendo: nos quedamos <strong>de</strong>finitivamente.<br />

Otros hombres vieron amedrentados la toma <strong>de</strong> La Tulia:<br />

“Terminada esta obra criminal procedieron a robar todo el ganado existente, como<br />

caballos, cerdos, vacas, etc., siendo <strong>de</strong> anotar que ensillaron las bestias y se <strong>de</strong>dicaron a<br />

perseguir en ellas a los ciudadanos liberales que <strong>de</strong>jaban sus hogares para internarse en<br />

los montes, huyendo <strong>de</strong> la cruel persecución. Luego cogieron presos a todos los liberales<br />

que pudieron, <strong>de</strong> los que no tuvieron tiempo <strong>de</strong> huir y procedieron a quitarles la cédula <strong>de</strong><br />

ciudadanía. También les hicieron firmar hojas <strong>de</strong> papel en que afirmaban que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese<br />

momento <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> ser liberales para seguir profesando las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l partido<br />

conservador en las próximas elecciones presi<strong>de</strong>nciales”.<br />

“Siguió la horda salvaje en su diabólica tarea y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> hacer firmar a don Agustín<br />

Reyes una hoja en que abjuraba <strong>de</strong>l liberalismo, lo asesinaron en la plaza pública. Es <strong>de</strong><br />

anotar que el difunto Reyes era un anciano <strong>de</strong> sesenta y cuatro años...En la población <strong>de</strong><br />

La Tulia no quedan más ciudadanos liberales que los que apresaron los bandoleros...De<br />

La Tulia salieron unas 180 familias”.<br />

“No esperamos que se nos haga justicia, le dicen los firmantes <strong>de</strong>l documento al<br />

Gobernador <strong>de</strong>l Valle, porque no creemos en la palabra oficial”.<br />

A las cuatro <strong>de</strong> la mañana, ya clareando, Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez,<br />

<strong>de</strong>cidió salir <strong>de</strong> su escondite en medio <strong>de</strong> cafetales y se fue hacia La Primavera,<br />

corregimiento <strong>de</strong> Bolívar, caserío que estaba a dos horas <strong>de</strong> La Tulia; caminó a paso rápido<br />

<strong>de</strong>vorando distancias, racionalizando lo visto en los días anteriores. “En La Tulia no hubo<br />

resistencia, unos centinelas hicieron cuatro o cinco disparos, más como aviso que con<br />

<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> entablar la <strong>de</strong>fensa. Todo el mundo se fue yendo, todo el mundo retrocedió.<br />

Había pura in<strong>de</strong>fensión, <strong>de</strong>sánimo, impotencia, nada que hacer”. Eran hombres <strong>de</strong> fuerzas<br />

mayores y bien apertrechados. “En La Primavera, yo era conocido por el negocio, entonces<br />

ahí sí <strong>de</strong>cidí a meterme en la cuestión <strong>de</strong> la política. Había que sostener la vida sobre las<br />

piernas. Yo ya veía eso como mal, muy oloroso a muerte”.<br />

A los 19 años, la edad según sus cuentas, Pedro Antonio Marín, junto a los hombres <strong>de</strong> la<br />

guardia y <strong>de</strong> las avanzadas en La Primavera, en las condiciones <strong>de</strong> zozobra diaria, sin tener<br />

39

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!