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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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una cita que <strong>de</strong>bía cumplirse...”. Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez vio a<br />

centenares <strong>de</strong> personas atemorizadas, cargando al hombro apenas lo necesario para escapar,<br />

huyendo hacia La Tulia, <strong>de</strong>rrotados <strong>de</strong> El Dovio. Desalentados, los ánimos por tierra,<br />

ansiaban un segundo <strong>de</strong> sosiego.<br />

En La Tulia, por la gravedad <strong>de</strong> las noticias -cualquier voz las anunciaba-, se formó una<br />

semi-fortaleza <strong>de</strong> gentes sin armas, cincuenta hombres pagando guardia en el día y en la<br />

noche, con machetes, escopetas, nerviosos con la intención <strong>de</strong> impedir la entrada <strong>de</strong> los<br />

pájaros, no querían morir amarrados a su in<strong>de</strong>cisión. En Betania se organizó otra fortaleza<br />

con seiscientos hombres, armados <strong>de</strong> espíritu y coraje, <strong>de</strong>cididos a no per<strong>de</strong>r sus huellas<br />

sobre la tierra, no querían estar huyendo; huir era abandonarlo todo, <strong>de</strong>sarraigarse <strong>de</strong> lo<br />

suyo, la familia, los sueños, sus poros.<br />

Se había formado un triángulo entre los pobladores <strong>de</strong> La Tulia, Betania y La Primavera,<br />

corregimientos en <strong>de</strong>sarrollo, pueblos vecinos que se dirigían la palabra con la mano, que se<br />

veían a la distancia, comunicaciones iban corriendo, luego regresaban acezando. Se sabía a<br />

la redonda, un secreto a voces-ríos que los liberales <strong>de</strong> esas regiones estaban dispuestos a<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, en circunstancias <strong>de</strong> difícil preparación, por la inexperiencia, la falta <strong>de</strong> armas.<br />

“Le pegaron el primer ensayo a Betania y no pudieron entrar, la gente respondió como<br />

pudo, le digo con los dientes. Llegaron y se fueron <strong>de</strong>sencantados, pero dispuestos a otros<br />

ensayos. Volvieron a El Dovio, ahora epicentro <strong>de</strong> sus operaciones...”.<br />

“Un segundo ensayo a Betania, unos mil hombres y no le pudieron entrar. Es una cuestión<br />

histórica que yo conozco. Temblor <strong>de</strong> tierra, el sufrimiento <strong>de</strong> nosotros, la <strong>de</strong>sazón<br />

comiéndose las uñas <strong>de</strong>l corazón, el calor <strong>de</strong> la inquietud...” Betania se había vuelto una<br />

fortaleza inexpugnable para los conservadores. Un pueblo sangrante en el tiempo. De La<br />

Tulia salen refuerzos para apoyar a los hombres <strong>de</strong> Betania; los cincuenta disponibles que<br />

había para vigilar y andar arriba y abajo, en la guardia, en las bocacalles, evitando<br />

<strong>de</strong>sagradables sorpresas <strong>de</strong> tener la muerte encima <strong>de</strong> la cabeza. En el tercer intento,<br />

recuerdo atesorado por Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez, “lo que uno sabe<br />

es que masacraron a todo el mundo en Betania, porque le metieron policía, pájaros,<br />

ejército, totalmente equipados y lo <strong>de</strong>struyeron a su paso, lo quemaron, mejor dicho, lo que<br />

uno sabe es que le dieron muerte a por lo menos trescientos liberales. Luego fue la<br />

<strong>de</strong>sbandada <strong>de</strong> la resistencia, los sobrevivientes difundieron lo sucedido; el recuerdo que se<br />

lleva en la sangre por siempre y corre por ella...”.<br />

Lucy Rodríguez <strong>de</strong> niña lo presenció y ahora reconstruye la historia <strong>de</strong> un pueblo que fue<br />

muerto en sus cimientos:<br />

“...Era el pueblo más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> la región; había almacenes, gran<strong>de</strong>s cafés, tenían hasta<br />

fábricas <strong>de</strong> café, esto era un gran pueblo. Allí quedaba el estanco. Salían 100 mulas por<br />

semana a traer comida, <strong>de</strong>spués quedamos matando seis reses...También hacían armas y<br />

tenían una polvorería...Eso era antes <strong>de</strong>l ataque y <strong>de</strong> la quema...Con eso se acabó el<br />

pueblo...”.<br />

“Aquí la gente se posesionó <strong>de</strong>l pueblo. No podía entrar nadie ni salir nadie. Esto tenía<br />

retén, el liberalismo tenía retenes en el camino...”.<br />

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