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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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cachuchas. Allá vienen los hermanos cachuchas. Ahora, más a<strong>de</strong>lante le pasa el<br />

aburrimiento y...vamos. Usted tiene que estar a<strong>de</strong>lante, para que le pase el hijueputa miedo.<br />

“Claro como lo veían que él siempre estaba a<strong>de</strong>lante, peleando, dando ejemplo, entonces su<br />

gente se animaba. Cualquier otro le <strong>de</strong>cía, “es que yo amanecí sumamente fregado, no<br />

tengo carpa, me falta la cobija”, “bueno, vamos a ver. ¿Será que tiene fiebre?, le ponía el<br />

termómetro era la mano que le colocaba en la frente para ver si tenía fiebre. Usted no tiene<br />

fiebre, usted lo que tiene es culillo. Pero también se daba cuenta que si alguien estaba muy<br />

amargado, porque conocía como a ninguno a sus hombres, <strong>de</strong>cía: “Este lo que está es muy<br />

molido y necesita un día <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso”. Lo <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong>scansando y él se iba con la tropa, en la<br />

punta <strong>de</strong> vanguardia, en la exploración, en el reconocimiento <strong>de</strong>l terreno señalaba las<br />

posiciones a<strong>de</strong>cuadas para la emboscada y dirigía el combate, luego sacaba a su gente ilesa,<br />

victoriosa. Cuando llegaban al cuartelito don<strong>de</strong> estaba la comida, llegaban a las cinco <strong>de</strong> la<br />

tar<strong>de</strong> y bueno, <strong>de</strong>cía Isaías Pardo, que falta la leña y era el primero que echaba el hacha,<br />

aquí está el hacha y vamos a ver cómo es la cosa. Que flojera. Hay que traer agua. Esa<br />

comida está muy poca, hay que montar más ollas, hay que traer leña y él mismo se iba a<br />

traer los troncos al hombro. La gente lo veía metido en el torrente <strong>de</strong> todo. Absolutamente<br />

en todo. Y cuando veía a un compañero con la camisa por fuera. Entonces su voz fuerte:<br />

“Es que se aguevó. Cómo es eso, arréglese, póngase como un militar, aquí somos militares<br />

y muy completos...”. Un chorro humano, dando ór<strong>de</strong>nes, moliendo, saltando.<br />

Isaías Pardo era un hombre muy alto, bien hecho, físicamente bien conformado; cariflaco,<br />

con los pómulos salientes. Un hombre <strong>de</strong>lgado, pero no <strong>de</strong>masiado flaco, <strong>de</strong> una energía<br />

que nadie sabía <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> la sacaba, <strong>de</strong> una fuerza extraordinaria. Había sido un campesino<br />

trabajador; indígena, tenía una risa hermosa, unos dientes blancos muy bonitos y reía con<br />

muchas ganas. El parecía que quedaba cómodo en cualquier parte, si tenía que sentarse<br />

sobre una piedra, ahí quedaba cómodo y sacaba un cigarrillo y lo fumaba, y en broma<br />

comenzaba a burlarse <strong>de</strong> la gente, mira ese perdió la fuerza. Un día venía un compañero<br />

con un tronco y tropezó y cayó. Claro, dijo Isaías Pardo, “ese ya perdió la fuerza pa’ la<br />

guerra. Se fija cómo se cae con un tronco, como será con una patrulla militar encima, ¿no te<br />

parece? Míralo bien, míralo y <strong>de</strong> pronto soltaba la carcajada...<br />

Pero cuando mandaba a formar a las tropas, cuando or<strong>de</strong>naba una marcha o cuando entraba<br />

en combate, ya no era Isaías querés un pedazo <strong>de</strong> carne, eran ór<strong>de</strong>nes, porque las ór<strong>de</strong>nes<br />

que daba Isaías no eran cualquier cosa, tenían que cumplirse y su personal las cumplía con<br />

satisfacción. Con Isaías hice un poco el aprendizaje, para luego escribir el folleto “el don <strong>de</strong><br />

mando”, inspirado en Isaías Pardo. El don <strong>de</strong> mando se da en dos fuentes: la fuente<br />

constitucional, es <strong>de</strong>cir, la que es propia <strong>de</strong>l individuo y la fuente <strong>de</strong>l propio aprendizaje en<br />

el proceso <strong>de</strong> la guerra. El don <strong>de</strong> mando lo vi, lo vi en la vida <strong>de</strong> Isaías Pardo.<br />

Yo digo, que Isaías Pardo es el más gran<strong>de</strong> capitán <strong>de</strong> guerrillas que produjo la guerra. Es<br />

<strong>de</strong>cir un poco diciendo lo que <strong>de</strong>spués leí <strong>de</strong>l Che. El Che habla <strong>de</strong> Camilo Cienfuegos<br />

como el más gran<strong>de</strong> capitán <strong>de</strong> guerrillas que produjo la guerra en Cuba. Porque yo le veía,<br />

porque no había que inventar nada, era eso, Isaías Pardo.<br />

Conversando con él, era un hombre sumamente jovial, sumamente alegre, comprensivo <strong>de</strong><br />

todas las cosas. No era un hombre común y corriente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la alegría<br />

<strong>de</strong> la juventud, ¿cierto? Su gran transformación era cuando había combate, cuando se<br />

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