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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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“Conversación solitaria...”<br />

“Se preguntaba por alguien, nadie lo vio en su partida; se indagaba por tal familia, a dón<strong>de</strong><br />

fue a parar con sus huesos; nadie daba razón, nadie quería atestiguar si aún caminaba en sus<br />

huesos, el vecino, corrió, huyó, no conocemos <strong>de</strong> su enrumbe, no precisamos <strong>de</strong> su refugio,<br />

no dijo adiós, no son tiempos para las <strong>de</strong>spedidas, ¿usted compren<strong>de</strong>? <strong>Las</strong> <strong>de</strong>spedidas no<br />

siempre son posibles, no siempre es posible alargar la mano, quizá por última vez o hasta el<br />

día siguiente. No son malos augurios. Para <strong>de</strong>spedirse hay que tener como el semblante<br />

dispuesto, no importa que la tristeza lo esté carcomiendo a uno, como si fuera gorgojo y<br />

uno ma<strong>de</strong>ra amontonada. Es puro afán y no dureza <strong>de</strong> hombre. Cuestión <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir qué se<br />

hace con el tiempo que se tiene a disposición. Mirar a<strong>de</strong>lante y marchar o quedarse<br />

rezagado con la mirada en la distancia familiar...”.<br />

Huyendo <strong>de</strong> Ceilán, Pedro Antonio Marín llega a la finca conocida como El Carmen, <strong>de</strong><br />

propiedad <strong>de</strong> su tío Manuel, situada en la vereda <strong>de</strong> los trópicos, atravesada por las aguas<br />

limpias <strong>de</strong> Frazadas, una quebrada; finca con buenos pastos, caña en producción y un<br />

promedio <strong>de</strong> treinta y cinco cargas <strong>de</strong> café. Antes había sido la finca <strong>de</strong> su abuelo Ángel<br />

Marín. Ahora volvía a meter en su imaginación las muchas historias por él contadas sobre<br />

la guerra civil <strong>de</strong> 1900. En cambio <strong>de</strong> la abuela no conservaba recuerdo alguno, “a pesar <strong>de</strong><br />

que ella era tan buena con nosotros y todo, pero la relación con ella fue muy poca...El<br />

abuelo un hombre imposible <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlo caer en el olvido...El abuelo Ángel”. Su tío Manuel<br />

lo recibe contagiado <strong>de</strong> muchas preocupaciones.<br />

-Sobrino, ahora si nos tragó la tierra, nos jodimos, ya no existe sitio seguro para arrancar.<br />

Yo voy a hacer un viaje, quiero buscar a mi hermano José <strong>de</strong> Jesús. Me voy para Caldas,<br />

me voy para Sevilla y usted qué<strong>de</strong>se aquí a mi espera -dijo comiéndose las palabras, con<br />

ansias <strong>de</strong> no quedarse quieto un instante. Sudaba copiosamente el tío Manuel.<br />

El pensó que por seguridad no <strong>de</strong>bía quedarse en casa <strong>de</strong> su tío Manuel y <strong>de</strong>cidió esperarlo<br />

bien a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la montaña, en un sitio escondido, con ayuda y el apoyo <strong>de</strong> un compadre<br />

conservador <strong>de</strong> su tío Manuel, “un hombre fiel a la amistad, más bien bajo <strong>de</strong> estatura y <strong>de</strong><br />

poca saliva en el habla y <strong>de</strong> bigotes mosca...”<br />

“Construimos una casa <strong>de</strong> paja, una chocita bien arregladita, don<strong>de</strong> yo quedé bien<br />

acomodadito y con una cocinita bien cubierta, el humo no se veía con facilidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las<br />

veredas...”.<br />

Comienza el <strong>de</strong>sgaste <strong>de</strong>l silencio en la conversación solitaria, <strong>de</strong> palparse y tocarse para<br />

sentir que tenía compañía en sí mismo. En el día cocinaba, luego ejercitaba las piernas y<br />

para alargar los pensamientos al caminar por los pocos metros <strong>de</strong> tierra, en el recién<br />

<strong>de</strong>scumbre <strong>de</strong> monte, mientras ansioso, esperaba el regreso <strong>de</strong>l tío Manuel, cada ocho días.<br />

-Esos andan alebrestados, sobrino, mostrando como si no quisieran la presencia, tomando<br />

trago a cualquier hora <strong>de</strong>l día, haciendo tiros y queriendo encontrar a un hombre<br />

<strong>de</strong>socupado y distraído con su vida; montados a caballo, en buena y briosas bestias en<br />

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