12.05.2014 Views

Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

en verdad no era muchas. Promediando la reunión, escuché la voz pausada <strong>de</strong>l odontólogo<br />

preguntar con ansiedad:<br />

-Para nosotros, campesinos, es muy importante que nos expliquen uste<strong>de</strong>s, hombres <strong>de</strong><br />

universidad, la teoría <strong>de</strong>l camarada Stalin sobre el problema <strong>de</strong> las nacionalida<strong>de</strong>s.<br />

Entre los dos respondimos a su pregunta con la información que teníamos a mano. Les<br />

hablamos <strong>de</strong> cómo Lenin había planteado la solución <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> las nacionalida<strong>de</strong>s y<br />

cómo en realidad se había resuelto la cuestión en un país <strong>de</strong> diversas repúblicas como la<br />

Unión Soviética. En fin, les respondimos. Por el silencio, uno suponía que estaban<br />

satisfechos. Lo que no entendíamos era la importancia que para ellos tenía ese problema.<br />

Hombres alerta en el silencio <strong>de</strong> sus pensamientos. Elementales, con la convivencia <strong>de</strong>l<br />

rigor <strong>de</strong> lo cotidiano. Al finalizar, los veinte hombres agrupados en la oscuridad se<br />

levantaron y uno a uno nos dieron la mano, en un apretón sin fuerza, pero cálido, y dijeron<br />

“¡gracias camaradas!”.<br />

Esa noche dormí con la i<strong>de</strong>a fija -constante martilleo en la cabeza-, <strong>de</strong> que seguramente, al<br />

día siguiente, estaríamos en camino hacia Marquetalia. Me adormilaba con la ilusión <strong>de</strong> lo<br />

posible. En reunión reciente <strong>de</strong>l Central <strong>de</strong> la Juventud Comunista, se acordó que una<br />

serie <strong>de</strong> cuadros <strong>de</strong> la organización, visitaran diversas zonas campesinas, que afrontaron y<br />

<strong>de</strong>sarrollaron la resistencia guerrillera en la década <strong>de</strong> los cincuenta, para así conocer <strong>de</strong><br />

cerca esa vivencia. Para nosotros era palpar otras pare<strong>de</strong>s, sentir otros alientos. A Omar<br />

Bernal y a mi nos toco por suerte viajar a Marquetalia, la ensoñación, el penetrar en lo<br />

que era en ese entonces o sería un mito en el transcurrir <strong>de</strong> los años. Otros compañeros<br />

fueron al Pato, Guayabero, Riochiquito, Sumapaz.<br />

Nosotros, a finales <strong>de</strong> los años sesenta, éramos la generación que <strong>de</strong>spierta no <strong>de</strong><br />

cualquier sueño, sino <strong>de</strong> la más brutal <strong>de</strong> las pesadillas, que directa o indirectamente<br />

habíamos vivido y ahora se convertía en un tabú impregnado por un miedo patológico.<br />

Queríamos con esa visita, <strong>de</strong>smontar la intensidad <strong>de</strong> esa realidad, beber en sus fuentes,<br />

ver el otro rostro <strong>de</strong>scrito en otras palabras para nosotros las verda<strong>de</strong>ras y por ello, la<br />

buscábamos en la sabiduría sembrada en la tierra. La i<strong>de</strong>a colmaba los límites <strong>de</strong> la<br />

ambición en esos años juveniles. Omar Bernal como estudiante <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho en la Libre, en<br />

Bogotá; yo simplemente <strong>de</strong>batiéndome entre la agitación política y la más amplia gama <strong>de</strong><br />

amarillos girasoles, sombra vangoghniana, los dos balbuceábamos la nueva pasión.<br />

Después <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno hablé, indagué con largueza al odontólogo sobre la situación <strong>de</strong> la<br />

zona. Él, enseñado a vivir entre el breñal <strong>de</strong> la zozobra sólo dijo:<br />

-Muy berraca la situación. Hace un año se nos complicó con el asesinato <strong>de</strong>l camarada<br />

Charro. Pero, ahora parece que se mejora. Uno no sabe al final qué pasará. La gente <strong>de</strong><br />

arriba sí lo sabe.<br />

Me contó que al cerrarse <strong>de</strong>finitivamente la colonia penal <strong>de</strong> Gaitania, en los años 30, “los<br />

presos enamorados <strong>de</strong> estas tierras, se quedaron y <strong>de</strong>scuajaron montañas, y preñaron a<br />

muchas mujeres y ya como colonos, formalizaron sus familias...”. Me dijo que saldríamos<br />

8

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!