12.05.2014 Views

Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cultura: colegios, teatros, hospital, caja agraria: “Había un poquito <strong>de</strong> todo en ese lugar, no<br />

era un pueblo bonito, pero sí digamos, cómodo. A<strong>de</strong>más con recuerdos hondos, pues, ahí<br />

vino uno al mundo”.<br />

En Génova se andaba <strong>de</strong> día y <strong>de</strong> noche y toda persona que se encontraba <strong>de</strong> camino era<br />

amiga y se iniciaba con ella, sin complicaciones ni preámbulos, la palabra continuada. A la<br />

casa que se llegara, a la vecindad que se llegara era bien atendido, aunque la persona fuera<br />

extraña <strong>de</strong> “cara”; se le preguntaba simplemente <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venía, se le indagaba sin<br />

apresuramientos mientras comía -antes se le había ofrecido cama para su sueño-, sobre sus<br />

intenciones por esas tierras y todo con el fin <strong>de</strong> ayudarla en los problemas que trajera<br />

“<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su temperamento. Nunca se poblaba el aire con la <strong>de</strong>sconfianza; no se conocían<br />

cosas raras ni se presagiaba en la mente <strong>de</strong> uno, que un día esas cosas llegarían <strong>de</strong> sopetón<br />

y entrarían sin llamar ni tocar puertas en el pueblo. Así era Génova, llano en el<br />

pensamiento. Nada oscuro habitaba a sus gentes por <strong>de</strong>ntro, tampoco por fuera...”.<br />

En un punto conocido como el Alto <strong>de</strong>l Rosario, hizo dos años <strong>de</strong> primaria; terminó tercero,<br />

cuarto y quinto en Ceilán, en un colegio con profesores “que me enseñaron bien y uno<br />

aprendía rápido...Yo creo que ese estudio no me llevó los tres años largos, pues inclusive<br />

para darme paso a la aprobación <strong>de</strong> cada año lectivo, entonces me tocaba ayudar al profesor<br />

o a la profesora. Al terminar lo mío, le enseñaba a los muchachos <strong>de</strong> segundo, <strong>de</strong>spués a los<br />

<strong>de</strong> tercero, a los <strong>de</strong> cuarto y luego a los <strong>de</strong> quinto. Como no podían darme el paso rápido,<br />

me tocó quedarme a la espera para que los otros niños me alcanzaran... Eran tiempos que<br />

cuando uno terminaba la primaria, tenía los conocimientos, digamos <strong>de</strong> un bachiller <strong>de</strong><br />

hoy...”. Sentía gusto por todas las materias, menos el dibujo: “Mis manos no se facilitan<br />

para trazar líneas y dibujos...”.<br />

Su hermana Rosa Helena son<strong>de</strong>a y exprime la memoria:<br />

“Volviendo a la época <strong>de</strong> la escuela, yo recuerdo que él era buen estudiante. Le iba bien en<br />

todas las materias, pero especialmente en matemáticas. Los otros muchachos le buscaban<br />

mucho la pelea quizá por envidia porque él sobresalía, y entonces mi hermano les daba sus<br />

buenas coscorroneras”.<br />

Ella reconstruye la imagen <strong>de</strong> niño:<br />

“Cuando hacíamos algunas travesuras en la escuela, al otro día no íbamos por temor al<br />

castigo que consistía en arrodillarlo a uno en granos <strong>de</strong> maíz. Entonces Pedro Antonio<br />

Marín y yo nos quedábamos emboscados a la orilla <strong>de</strong>l camino esperando a que salieran<br />

los muchachos para que nos <strong>de</strong>jaran copiar las tareas y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>cíamos en la casa que<br />

habíamos ido a la escuela. Yo me quedaba en el camino y él se subía a los árboles a<br />

esperar a que pasaran los muchachos...”<br />

“No recuerdo los nombres <strong>de</strong> los profesores. Pero si recuerdo que los profesores eran muy<br />

severos en ese entonces y hasta un poco bárbaros. Daban ma<strong>de</strong>ra a los alumnos sin<br />

compasión ni complejos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los castigos <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlo a uno encerrado, arrodillado,<br />

llorando el infortunio. De vez en cuando recibía uno, terribles mamonazos, con unas reglas<br />

gran<strong>de</strong>s que parecían palos. Al regresar a casa llevando el informe al papá o la mamá, <strong>de</strong><br />

24

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!