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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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Y cuando una pareja quería casarse, lo planteaba al organismo correspondiente; una<br />

muchacha se quería con un compañero, si pertenecía al comité femenino, lo informaba en<br />

su organización y el compañero lo planteaba en las filas o en la juventud comunista.<br />

Intervenían las dos organizaciones, se concretaba finalmente un acuerdo, en todo sentido<br />

benéfico para los dos, se exigían responsabilida<strong>de</strong>s, se les pedía el consentimiento a los<br />

padres, se llevaba al comando y éste autorizaba. Antes, una comisión <strong>de</strong> los organismos<br />

hablaba con los padres <strong>de</strong> la pareja, luego la pareja se comprometía a cumplir con lo<br />

acordado en un pequeño documento, y el comando legalizaba la unión con una firma. El<br />

encargado <strong>de</strong> los matrimonios se llamaba Guillermo, se le conocía también como Coltejer.<br />

El acuerdo firmado testimoniaba el firme <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la pareja <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r ante la<br />

organización, por la unión. Con la firma se oficializaba el matrimonio, venía la fiesta,<br />

porque no se podía salir para ir a la Iglesia, pocos emisarios religiosos entraban en la zona.<br />

No por control <strong>de</strong> la dirección, más bien por negligencia <strong>de</strong> los religiosos.<br />

A Marquetalia, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los acuerdos con el gobierno, cuando <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser una zona <strong>de</strong><br />

guerrillas y se convierte en una región pacífica <strong>de</strong> trabajadores, entran los compradores <strong>de</strong><br />

ganado, los temporeros, los ven<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> mercancías. “Cuántas veces nosotros, recuerda<br />

Jaime Guaracas, pedimos la visita <strong>de</strong>l Fondo Gana<strong>de</strong>ro, pedimos la visita <strong>de</strong> la Caja<br />

Agraria, porque no había dinero para comprar el ganado. Se estaban abriendo pastos y<br />

resulta que no había ganado para meterles a esos potreros. Pedíamos que vinieran, pero<br />

nunca llegaron. Nunca. El cura, una vez llegó casi hasta el mismo Marquetalia, ofició unas<br />

misas y luego dio la espalda ensotanado. El inspector <strong>de</strong> policía <strong>de</strong> Gaitania no subía,<br />

porque no tenía oficio, la dirección había cumplido con sus funciones <strong>de</strong> autoridad...”. Los<br />

ex guerrilleros salían a Gaitania, visitaban Planadas, iban a Neiva, a San Luis, a Palermo,<br />

transitaban por cualquier lugar y no había problemas con las autorida<strong>de</strong>s. “Todo el mundo<br />

entraba y salía a la hora que <strong>de</strong>seaba y quería. Es cierto, había un control interno para evitar<br />

situaciones que obligaran a las autorida<strong>de</strong>s a entrar a buscar a una persona y llevársela<br />

<strong>de</strong>tenía. En verdad, es física verdad, en la zona no era necesaria la presencia <strong>de</strong> la<br />

autoridad. Manteníamos excelentes relaciones con las autorida<strong>de</strong>s vecinas, con los<br />

inspectores <strong>de</strong> policía...”.<br />

Ante la <strong>de</strong>licada situación que vislumbraba ya un próximo enfrentamiento armado con los<br />

liberales -Mariachi andaba formando una banda que se especializaría en dar muerte a los<br />

jefes guerrilleros revolucionarios, especialmente los cuadros <strong>de</strong> Marquetalia-, la dirección<br />

<strong>de</strong>cidió nombrar a Manuel Marulanda Vélez como intermediario para buscar una salida al<br />

inminente conflicto. Visitó a políticos <strong>de</strong> ciertas regiones “para hacerles llegar nuestras<br />

inquietu<strong>de</strong>s”. Esa política <strong>de</strong> acercamiento fue calando en algunos comandantes y en<br />

muchos combatientes liberales, que ya querían por lo menos, hablar con los comunistas.<br />

“Mariachi, vivo como ninguno, malicioso, sagaz y ladino, creyendo que entre nosotros<br />

existían problemas internos, me propuso que me pasar a sus filas y preparara con él, un<br />

golpe contra Charro y Lister, que hacía un año estaba en la región. <strong>Las</strong> conversaciones solo<br />

sirvieron para atenuar un poco la explosión que más a<strong>de</strong>lante estallaría. Yo mantenía<br />

informada a la dirección <strong>de</strong> todas mis conversaciones, les hacía llegar mis razonamientos y<br />

conclusiones. Les <strong>de</strong>cía que se requerían medidas <strong>de</strong> seguridad, especialmente con la<br />

auto<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Marquetalia...”. Marulanda viajó hasta Ibagué, no para resolver el conflicto,<br />

que parecía insoluble, lo hizo para ganar opinión entre la población. Habló con el<br />

gobernador Darío Echandía, con los coordinadores <strong>de</strong>partamentales <strong>de</strong> la rehabilitación,<br />

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