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Las Vidas de Tirofijo

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

Manuel Marulanda Velez, o Pedro Antonio Marin, de su nombre de Bautizo, fue uno de los Hombre perseguido de la historia moderna de Colombia, innumerables veces hemos escuchado la noticia de su muerte, mientras tomábamos juntos a él el primer café de la mañana....

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como antiguos escapularios, las manos embadurnadas <strong>de</strong> tinta, el oído atento, un centinela<br />

en la orilla <strong>de</strong> una mata <strong>de</strong> monte, éramos el equipo <strong>de</strong> propaganda que bien podía imprimir<br />

o pelear en caso <strong>de</strong> un asalto enemigo. Así pasamos los primeros días. No nos quedaríamos<br />

callados. Salieron cartas y proclamas por doquier, las hojas en blanco se llenaron <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>nuncias, hicimos una cosa gran<strong>de</strong>. Marquetalia se había vuelto como una explosión <strong>de</strong> la<br />

palabra escrita, le dimos rienda suelta a la imaginación política. Nosotros ya habíamos<br />

comenzado a hablar <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la seguridad, <strong>de</strong> la encarnación <strong>de</strong> aquella teoría en una<br />

nueva concepción fascista <strong>de</strong>l Estado. La operación Marquetalia señalaba ese comienzo.<br />

También hicimos con Hernando un trabajo político para galvanizar la conciencia <strong>de</strong> los<br />

combatientes, para que esos 42 hombres estuvieran perfectamente claros, su conciencia<br />

hecha carne, las i<strong>de</strong>as morando en sus cerebros, <strong>de</strong> por qué iban a luchar y qué tipo <strong>de</strong><br />

guerra tendrían que afrontar, manteniendo siempre muy en alto la moral, porque la<br />

resistencia daría para un tiempo largo...”, recordaba Jacobo.<br />

El núcleo <strong>de</strong> combatientes Marquetalianos se componía <strong>de</strong> colonos y propietarios <strong>de</strong> fincas<br />

y parcelas. No había uno solo que no fuera propietario <strong>de</strong> algo. Dueños <strong>de</strong> ganados, <strong>de</strong><br />

bestias, otros dueños <strong>de</strong> aserríos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ras, todos tenían su modo <strong>de</strong> vivir. No existía<br />

gente que por problemas económicos hubiera tenido obligatoriamente que unirse a la<br />

organización armada. Esa población se vinculó por el inmenso prestigio y el conocimiento<br />

<strong>de</strong> cerca que tenía <strong>de</strong> un combatiente como era Marulanda; se vinculaba para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r con<br />

las armas, no solo sus i<strong>de</strong>as, sino sus intereses, su forma <strong>de</strong> pensar, por su finca, por su<br />

ganado, es <strong>de</strong>cir por sus bienes; se vinculaba individualmente para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a su familia, su<br />

mujer y sus hijos.<br />

No eran hombres pobres, olvidados por ciertas comodida<strong>de</strong>s. Eran hombres que habían<br />

construido su pequeña riqueza. Nadie <strong>de</strong> afuera había venido en su ayuda para <strong>de</strong>scubrir las<br />

riquezas <strong>de</strong> la montaña y la selva. Había sido un esfuerzo suyo, apoyado por un<br />

movimiento. Esa era la razón <strong>de</strong> su lucha. Marulanda tenía su finca y su economía en<br />

Marquetalia, era propietario <strong>de</strong> una casa en Gaitania, dueño <strong>de</strong> una hermosísima finca,<br />

nadie se la había regalado, no había sido producto <strong>de</strong> la explotación <strong>de</strong> otros hombres.<br />

Lister tenía también su finca, lo mismo que Isaías Pardo. Eran campesinos acomodados,<br />

recuerda Jacobo.<br />

Se tenía noticias <strong>de</strong> que el ejército iba a emplear 14.000 hombres en el operativo. “Nos<br />

pusimos a analizar que 14.000 hombres no cabrían juntos, apeñuscados, hombro a hombro<br />

en Marquetalia. Luego hicimos otras cuentas, probablemente se trataría <strong>de</strong> un bloqueo<br />

general en toda el área, para evitar <strong>de</strong>jarnos salidas <strong>de</strong> escape. Un bloqueo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Neiva<br />

hasta el Cauca. En realidad fue así. Sobe la zona, es <strong>de</strong>cir sobre Marquetalia operaron<br />

cuatro o cinco mil hombres. Marulanda, en una <strong>de</strong> esas reuniones dijo con mucha sabiduría<br />

y con un gran sentido militar: si son catorce mil, mejor que vengan a visitarnos, porque<br />

entre más tropa nos visite, más blanco dan...”, recordaba Jacobo. Un tiempo <strong>de</strong>spués,<br />

Marulanda diría: “Viéndolo bien, con aquellos quinientos millones <strong>de</strong> pesos que en ese<br />

entonces invirtieron en la Operación Marquetalia -nosotros lo planteamos-, si <strong>de</strong> esos<br />

quinientos millones, nos hubieran dado a nosotros siquiera cinco o seis para invertir en la<br />

región y mejorar nuestras fincas, hoy el gobierno no se estaría lamentando semejantes<br />

millonadas que ha tenido que invertir en el curso <strong>de</strong> estos veinte años para combatirnos...<br />

Le faltó cerebro al gobierno <strong>de</strong>l Valencia...”.<br />

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