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Ante todos estos hechos y luego de vivir últimamente años muy intensosdonde había quedado al descubierto para los españoles sudamericanosya materialmente desarraigados de la península que debían canalizar supatriotismo por caminos nuevos porque morirían en América y susdescendientes serían americanos, Antonio guió sus acciones pensandoen el mañana de sus hijos.Con Rafael Pérez del Puerto, que se mantuvo en Buenos Aires durantelos prolegómenos de la Revolución de Mayo y no volvió luego a vivir mása Maldonado, Antonio mantuvo una permanente comunicación epistolar.Rafael y Antonio simpatizaban con Domingo Matheu, un sensatocomerciante catalán, y les preocupaba la negativa de Mariano Morenode convocar a todos los diputados regionales para transformar laPrimera Junta en lo que luego fue la Junta Grande. También conocíanmuy bien al Presbítero Dr. Manuel Alberti que se había desempeñadocomo cura en Maldonado, y que falleció lamentablemente pocos mesesdespués.Maldonado había mantenido casi siempre una comunicación directa conla Capital del Virreinato, de quién dependía administrativamente, y comofácilmente se infiere de todo lo que aquí se relata, recibía más atención yconsideración desde allí que desde Montevideo.Como se puede ver, el idilio entre Maldonado y Buenos Aires nace en laépoca de la colonia y aún se mantiene vivo verano a verano en que losturistas argentinos, muchas veces sin conocer los añejos lazos deambas comunidades, son grandes protagonistas de cada temporadaestival.126