Untitled - Datasec

Solos quedaron Antonio e Isabel comentando muy alegres los incidentesdel camino.De pronto callaron y Antonio no pudo evitar buscar con ansiedad los ojosde aquella mujer que decididamente lo atraía. Finalmente los encontró ycomo lo turbaba mantenerle la mirada, no tuvo mejor idea que estirarle lamano e invitarla a bailar.Isabel le cedió su mano mientras se incorporaba y juntos se unieron algrupo que animadamente se movía.Aquella noche marcó una experiencia inolvidable en la vida de Antonio.Físicamente disfrutaba con ansias todo contacto con la piel de Isabel,mientras su espíritu generoso estaba feliz de verla reír y de que sus ojoscobrasen una luz y un brillo que hasta ahora nunca había percibido, enel rostro de gesto retraído y algo triste de su compañera de camino.A la mañana siguiente el cuarteto tenía otro ánimo y radiante se lanzó enpos del tramo final hasta Santiago de Compostela.Al atardecer, ya cerca de Santiago subieron con energía un monte ydesde allí pudieron ver con algo de incredulidad las imponentes torres dela Catedral de Santiago.Luego se prepararon para pernoctar en un refugio cercano, habiendoantes adquirido para ponerse en el cuello, la típica vieira con una cruzque lucen los peregrinos al ingresar a Santiago.Al principio era todo regocijo pues habían alcanzado las puertas de laañorada ciudad, luego más tarde cada uno se refugió en sus emociones,conscientes de lo que implicaba haber casi llegado al final del camino.42