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La vida de quienes se han acostumbrado a renunciar al ego, a servir asu comunidad y a su familia, pero tampoco son héroes, santos oestadistas es generalmente una vida rica.Cuando quien relata piensa en Antonio Jesús, asimila su figura en elplano de su vida personal, al protagonista de una película de la décadadel cincuenta que se llamaba “El hombre del traje gris”.Mucho antes de verla en el cine la escuchó en la radio, en un ciclodominical de la Radio Carve en que la famosa pareja del radioteatro dela época: Juan Casanovas y Violeta Ortiz la representaban.Dicen que el oído es el sentido que más nos ayuda a fijar un recuerdo yque más alimenta nuestra fantasía.Este abuelo nunca olvidó esa película. Siempre idealizó al protagonistaque encarnó el actor Gregory Peck como un campeón de la vida privada,y por eso ha amado siempre tanto el sano disfrute del libre albedrío y dela vida privada.La película muestra como ese hombre de ropas grises, que pasadesapercibido en medio de la multitud, tiene en lo personal, una vidaintensa.Esa es la imagen a la que yo asocio la personalidad de Antonio Jesús:Alguien que valora y disfruta la vida y sin embargo es capaz de arriesgarla si lasituación lo impone.Alguien que ama la vida privada pero que es capaz de abandonarla, y tieneaptitudes para elevar su perfil si los deberes cívicos lo reclaman.En definitiva alguien movido más por la grandeza de las causas que loconmueven, que por la cuidadosa preservación de un celoso Curriculum Vitae.Todo eso se sintetiza en una máxima que nos es familiar a los uruguayos y quemi abuelo, Rafael de la Fuente Viera, que no conoció asu padre y admirómucho a Antonio, tenía encuadrada, y guarda aún celosamente en su casapuntaesteña, su hija menor, mi tía Raquel de la Fuente, una mujer entusiasta yvital a quien respeto.189