Untitled - Datasec

Luego nos miramos en silencio con mis nietos y solo el ruido de la puerta quese abre ante el aparatoso ingreso de dos jóvenes en La Pasiva, quiebra lamagia de ese momento.Finalmente me repongo e imaginando extender las manos hacia las de misnietos les digo:Realmente ustedes me asombran, siento que no estoy hablando con niños, quehan crecido mucho, y que si hubiera demorado un poco esta aproximación austedes que se ha dado este verano, quizás este momento de encuentro y deplenitud que siento hoy junto a ustedes, no se hubiese producido nunca.Yo quiero terminar esta conversación con un comentario final sobre Maruja, yluego con una confesión a ustedes.Lo último que quiero decirles sobre Maruja es que todo esto que ella ha hecho,que ustedes pueden juzgar como difícil y trabajoso, ella lo ha hechoseguramente con gusto, con cariño, y con agradecimiento a que la vida le hayadado la posibilidad y la oportunidad de recorrer efectivamente el camino queella eligió transitar.No hay nada más gráfico que el relato que me hizo un día respecto delmomento en que varias investigaciones le habían permitido arribar a unimportante descubrimiento histórico. Recuerdo la luz de sus ojos cuando mecontaba que sola, en alguna biblioteca o archivo de los muchos que recorrió,lloró en silencio de alegría ante el hallazgo.Vaya rica y envidiable vida interior la de esta amiga, que con tanta sobriedadcelebraba el momento de ver recompensados sus afanes.Por otro lado, la confesión que me cuesta hacerles a ustedes quizás ya laimaginan.La vida pública de Antonio, que tuvo su punto culminante en 1810 como alcaldede Maldonado, está bien consignada en los libros de Maruja y todo ello mepermitió hacerme una composición de su personalidad, de su formación y desus aptitudes. También está claro donde nació, cuando se casó y quiénesfueron sus hijos.155