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Aquí pienso que me preguntan cuál fue la tan especial formación universitaria ydocente que recibió Maruja para poder llevar adelante una obra intelectual tanprolífica.Entonces les digo que entiendo el razonamiento, pero que no siempre esválido, y retomo el relato:Lo que ocurre es que en la vida no todo es racional, y no aseguramosbuenos resultados profesionales trabajando solo el intelecto en el marcode un determinado plan de estudios de nivel universitario. Es un buenpunto de partida pero para descollar hay que tener talento.No se trata solo de cabeza, sino también de corazón, de voluntad, y degrandeza espiritual.No existe la utopía de que las personas se educan y crecen en todos lossentidos que un ser humano debe crecer, sumergiendo sólo la cabezaen un magnífico sistema de formación educativa y cultural, integrado pordocentes con pomposa formación curricular.Los seres humanos son seres complejos y requieren para crecer de unaestimulación más variada e inteligente.La buena formación terciaria y universitaria es importante como unigualador básico de formación superior, pero con ella solamente no selogra la excelencia para cada persona. Se necesita algo más que sedesarrolla en la infancia, lo aporta la estimulación familiar, la experienciade vida que lleva a amar profundamente el suelo natal, o está en lospropios genes de la persona al nacer.Un ejemplo de ello está en la famosa generación uruguaya del 900: JoséE. Rodó, Florencio Sánchez, Julio Herrera y Reissig, o en alguien unpoco más joven como Alberto Zum Felde. Todos eran autodidactas, osea que se instruyeron por sí mismos, sin mayor necesidad de unsistema, maestro u organización que los apoyase. Solo necesitaronmadurez, una gran voluntad y mucha pasión, para lograr las cosasmagníficas que dejaron para nuestro patrimonio intelectual.152