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por el Gobernador de Buenos Aires el General Andonaegui en el tramofinal de la contienda, para doblegar la resistencia de estos puebloscontra quienes también confluyeron fuerzas portuguesas.A pesar de cumplir lealmente con las órdenes recibidas, es claro que enmás de una vez Viana sintió la injusticia y torpeza de este Tratado quenunca llegó a implementarse totalmente a pesar de los esfuerzosdesplegados durante siete años.En especial al visitar el pueblo misionero de San Miguel el 17 de marzode 1756, consigna Bauzá las siguientes manifestaciones de su parte alcontemplar la belleza y ornamentación del mismo: “¿y este es uno de lospueblos que nos ordenan entregar a los portugueses? Debe estar loca lagente de Madrid para deshacerse de una población que no encuentrarival en ninguna de las del Paraguay”.En setiembre de 1757 pasa Viana por Maldonado trayendo 104 indiostapes o procedentes de las reducciones jesuíticas -37 hombres, 19mujeres y 48 jóvenes de ambos sexos-.Se les dio buenas tierras en propiedad con el agregado de ganados parasu manutención.Don José Joaquín de Viana hacía además justicia histórica al traer aMaldonado sangre guaraní que tan lamentablemente se habíaderramado, pues siempre existió una versión de que la aspiraciónportuguesa en el tratado de Madrid era permutar la Colonia delSacramento por Maldonado, y fue ante el rechazo de los españoles, quese optó por aceptar a cambio los siete pueblos misioneros.En este punto creo ver la necesidad de mis nietos de comentar la evolución dela vida de Antonio desde su llegada a Maldonado.Había llegado a una población en ciernes, con una forma de vidamayoritariamente primitiva, y sin posibilidades, dada su coyuntura, de exhibirsus antecedentes laborales en España.Sin embargo, se las había arreglado para integrarse muy bien a aquellacomunidad, generando respeto por la demostración de su propio talento.96