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El método más seguro y eficaz era el “comentario” y “explicación” de loslibros de Aristóteles sobre Lógica, Física, Metafísica y Ética.La rutina diaria de la vida en el seminario era la siguiente: después delevantarse y asearse Antonio y sus compañeros ofrecían a Dios lostrabajos del día antes de acudir a misa.Posteriormente había una hora de estudio para luego desayunar y asistira la primera clase de la mañana.Más tarde tenían media hora de esparcimiento físico, para volver a unasesión de estudio y otra de clase antes de almorzar.Después de almorzar tenían un corto descanso para luego retornar asesiones de estudio y clase.Antes de cenar leían y comentaban los evangelios y se rezaba el rosario.Luego de la cena tenían media hora de esparcimiento antes de reunirsepara un análisis individual de conciencia sobre lo actuado en el día.Finalmente se retiraban al descanso nocturno. Descanso éste, queAntonio pocas veces podía usufructuar inmediatamente, pues dada laatención extra que durante el día debía dedicar a sus trabajosadicionales de becario, normalmente le quedaba alguna tarea que sólopodía finalizar en horas de la noche.A pesar de los horarios inflexibles de una organización que entre otrascosas moldeaba la voluntad y disciplina de sus miembros, también eracierto que Antonio tenía momentos para trabajar su vida interior, seguirtratando de comprender el contenido del Tratado de Contabilidad legadopor su madre y disfrutar algunas lecturas que su tío Alberto le traíacuando lo visitaba.Ellas eran entre otras, el Discreto, de Gracián y el Don Quijote de laMancha, de Cervantes. Antonio no perdería nunca el hábito de leer quemucho ayudaría a perfeccionar su redacción. Juan había encargado aAntonio que colaborase en tareas de administración y contabilización delos diezmos de pan, vino, aceite, y ganados correspondientes a las villaspróximas a Mondoñedo.27