Untitled - Datasec

Desde ese cabo y continuando rumbo suroeste se debía recalar en elestuario del Río de la Plata.Por estas latitudes tropicales Antonio pudo apreciar una especie depeces llamados bonitos, que suele hallarse en grandes cardúmenes, queal contemplarse tienen la apariencia de un remolino de agua hirviendo.Había también otra especie de peces llamados voladores, que cuandose ven acosados por peces carnívoros mayores, salen del agua y vuelanhasta que se les secan las alas.A todo esto, a bordo de la Infanta, la comida para la tripulaciónempezaba a no ser la adecuada para aquellas latitudes, porque la carnede ave ya escaseaba y sobre todo se comían jamones, lenguas delnorte, bacalao, queso, y galleta.Al mismo tiempo ya se habían acabado los limones.Afortunadamente de tanto en tanto los escasos pescadores de la fragatacontribuían con algún pescado fresco.Es muy cálida toda la costa del Brasil, comentaba el capellán queconocía la ciudad de San Salvador, cuyo nombre más común es la deBahía de Todos los Santos. Hay en ella impenetrables bosques ymontes de preciosas maderas, y sus mayores cosechas son de azúcar,tabaco, patatas, naranjas, y plátanos, que los portugueses llamanbananas, agregó durante una conversación con el sacerdote que viajabacomo tripulante mientras Antonio pulía los bronces de la borda muypróximo a ellos.Estaban aproximadamente a diez días de llegar a Montevideo deacuerdo a lo estimado, cuando Antonio comenzó a sentirse mal. Teníadiarrea y un fuerte dolor abdominal por lo que luego de cumplir a duraspenas con sus obligaciones diurnas, al anochecer decidió consultar almédico.El médico luego de examinarlo y observar que tenía fiebre alta, le dijoque posiblemente había contraído disentería, le indicó una determinadadieta, le aumentó la ración de líquidos y dispuso que guardase reposo.83