Untitled - Datasec

cargaba en ánforas en los buques que partían rumbo al río Tiber enRoma.Le sorprendió encontrar mujeres de sangre mora, ojos serenos yprofundos parecidos a los de su madre. También la gran abundancia denaranjos que competían con los olivos, y gente locuaz, de pícarasimpatía, bastante diferente al estilo autoexigente, algo hosco y taciturnode los gallegos.Finalmente en el cuarto verano, en julio de 1788, y siguiendo un pedidoexpreso del Padre Pablo, que si bien había aprendido a apreciarlo, teníaserias dudas de que Antonio tuviese madera para sacerdote, se preparópara emprender el camino de Santiago, que a pesar de tener una largatradición, no contaba en aquellos tiempos, con la nutrida asistencia deperegrinos de otrora.Al finalizar esta primera etapa de mi relato mi imaginación me llevó a ver uncuadro de encendida discusión entre mis nietos respecto de Antonio y su difícilinfancia.Ellos habían comprendido la situación de inesperada orfandad en la que habíaquedado Antonio ante la muerte de su madre.La pérdida del amor y la protección materna, junto a la desprotección ambientaly legal asociada al mayorazgo, lo urgían a tomar decisiones. Con sólo 13 añosde edad tuvo el necesario carácter para sobreponerse a la adversidad,aceptando la única oportunidad, personificada en su tío Alberto, que lacoyuntura le brindaba.Posteriormente tío Alberto delega en el padre Pablo la única suerte depadrinazgo con que Antonio contaba, y él a su vez se encarga en los hechosde cumplir satisfactoriamente con su parte.Había demostrado tener fuerza y capacidad para hacerse cargo de susituación, saliendo adelante a pesar de los pesares.35