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Quien solía interrumpir las clases era María Josefa, hermana deJoaquín, la chispeante Marijó como le decía la familia, para servir café alprofesor de Joaquín con el candor y simpatía de sus diez años.Las cosas con el pasar del tiempo se complicaron un poco, cuando ladespierta y atractiva Marijó terminó enamorándose del profesor deJoaquín, y Antonio, a pesar de la diferencia de edad, no pudo dejar decorresponder su afecto.Respecto del alumno, Joaquín Alejo Revillo, no hay constancia decuanto utilizó posteriormente sus conocimientos de matemáticas, sinembargo hay sí muy documentada constancia histórica de su carreramilitar. Comenzó acompañando a Belgrano en su frustrada campañacontra los españoles en el Alto Perú, hasta que aquel fue relevado porSan Martín. Más tarde y ya de regreso a su tierra natal participará en laCruzada Libertadora llegando a ser Jefe de la Secretaría del Ejército alas órdenes de Lavalleja, participando en las batallas de Sarandí,Ituzaingó, Bagé y Camacuá.Posteriormente mostraría también su capacidad intelectual como autorde un trabajo llamado: “Apuntes para la historia de la guerra del Brasil”que abarcó los sucesos del 28 de diciembre de 1825 al 25 de marzo de1827.Volviendo al idilio entre Antonio y Marijó, afortunadamente todo llegó abuen término, cuando el Padre Juan Dámaso de Fonseca, bendijo el 28de noviembre de 1801 la boda entre Antonio de la Fuente y JosefaRevillo.Tuvieron el privilegio de ser uno de los primeros casamientos celebradosen la nueva y sólida capilla del Cuartel de Dragones que se habíainaugurado el dos de febrero, día de la virgen de la Candelaria, de esemismo año de mil ochocientos uno.A pesar de que esta capilla se consideraba provisional, pues ya seestaba encarando la construcción de la catedral actual, muchas décadas92