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Había llegado el momento de pronunciarse ante las autoridades delSeminario respecto de si continuaría sus estudios en el seminario mayor,siguiendo la carrera sacerdotal, o si terminados los estudios en elseminario menor, optaba por otra orientación, dando así por concluidos,los estudios en Santa Catalina.A la primera persona que buscó fue al padre Pablo, la autoridad delSeminario más cercana a Antonio desde su ingreso al Seminario.Después iría a la catedral a despedirse de Juan, el tenedor de libros.Pablo, gran defensor de la convicción para los pasos hacia elsacerdocio, se la hizo fácil a Antonio.Al despedirse le dijo:- Dios estará siempre junto a ti, cualquiera sean los caminos donde tuvoluntad y la vida te conduzcan. De tu parte solo espero, luego de estosaños juntos, que realmente sientas y busques a Dios, para que nunca loalejes de ti.Luego de decir adiós con mucha cordialidad a sacerdotes, formadores yseminaristas dejó atrás aquella importante etapa de su vida, sabiendoque contaba con una formación intelectual y moral general que podíaconsiderarse privilegiada para la media de la juventud gallega del sigloXVIII.Al fin de esta nueva etapa en la definición de la vida de Antonio, nuevamentecreí percibir un rico debate protagonizado por mis nietos. Nuestro personaje alponer rumbo a Santiago de Compostela, había emprendido un camino dereflexión y de búsqueda de respuestas ante cuestiones fundamentales de lavida.Encontró lo que buscaba. También corrió riesgos tomando decisiones quedesnudaban su carácter, como fue el caso cuando decidió marcharse solo aFisterra sin certeza alguna de que Isabel lo seguiría.51