Untitled - Datasec

era el suyo, y sintiéndose como un fugitivo por el sólo hecho de hacer loque la recta formación recibida le había inculcado.Luego recordó que sin embargo, había comprobado antes de partirpresuroso hacia el Ferrol con sus pocas pertenencias al hombro por lapuerta trasera de la fonda, que efectivamente el peligro lo acechaba.Tres desconocidos lo esperaban por el frente de la fonda y de no mediarel leal aviso del fondero, seguramente se habría topado con ellos.Como buen gallego práctico terminó su reflexión encogiéndose dehombros y pensando que también le habían enseñado que la vida no eraun lecho de rosas y que siempre trataría de pelear contra aquellospoderosos que se creen capaces de encerrar a personas honradas ensus oscuras tramas.Varios días después, a la altura de Guinea la fragata tomó un nuevorumbo para pasar al Este de las islas de Cabo Verde. Debía tenersecuidado de hacerlo entre el archipiélago y el banco de arena que seextiende entre los 18,5 grados Norte y los 14 grados Norte.La recalada al este de las islas de Cabo Verde encontró a Antoniohablando con el condestable y preguntándole si podría participar cuandose efectuase el ejercicio de entrenamiento de artillería que teníanprevisto en cada travesía.El condestable o encargado del grupo de artilleros de La Infanta le dijoque haría lo posible por darle alguna participación al tiempo que lecomentaba, cambiando de tema, que los moradores de estas islas erande raza negra, y vasallos del rey de Portugal, salvo el obispo y elgobernador, que eran europeos. Posteriormente Antonio, siempreinquieto por aprender, se dirigió a la cureña que sostenía a un cañón deocho libras y se interesó por el peso y la resistencia de su madera.Una vez situado en los 14 grados Norte, el comandante maniobró elbuque con la intención de cruzar el Ecuador a partir de una longitud deunos 10 grados Oeste, medida desde el meridiano de Greenwich. Deesta forma trataría de evitar las lluvias, calmas y chubascos propios delgolfo de Gabón en África.79