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E - Programa Seguimiento Prematuro

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Dr. Otto Dörr Zegers<br />

Mayor simetría, circularidad y plenitud son características del espacio femenino, las<br />

que se van a traducir en un habitar reposado, en una permanencia junto al fuego del<br />

hogar, en torno al cual van a crecer los hijos, en una capacidad de espera desconocida<br />

por el varón y en último término, en esa gratuidad, en esa generosa entrega que<br />

veíamos antes como propia de la corporalidad de la mujer. El espacio femenino<br />

otorga calor, abrigo, cariño, Gemüt, como dice el idioma alemán para significar<br />

temple emocional, y del cual deriva el adjetivo gemütlich, que es casi intraducible<br />

y que se aplica a los espacios cálidos, receptivos, confortables, allí donde da gusto<br />

llegar y desde donde cuesta tanto retirarse. El hombre entra y sale de la casa. Llega<br />

a comer y a descansar y sale a trabajar para ganar el sustento. La mujer, en cambio,<br />

permanece, plena en su corporalidad y llenando el espacio a su alrededor. Y esto<br />

ha sido siempre así. También en la prehistoria, en la época de las cavernas, la mujer<br />

se quedaba cuidando el precioso fuego y ocupada en los quehaceres del hogar,<br />

mientras el varón salía a cazar o a pescar.<br />

Esto no significa en absoluto que, antropológicamente, a la mujer no le corresponda<br />

el trabajo fuera de la casa. Por razones que no es del caso desarrollar aquí, los roles<br />

han ido cambiando y ahora ella trabaja a la par con el hombre y lo hace muy bien.<br />

Sin embargo, nadie podría discutir su preferencia por trabajos que tienen que ver<br />

con el cuidado, con la preocupación por los otros - característica que describiremos<br />

más adelante a propósito de la interpersonalidad - como es el caso de enfermería,<br />

servicio social, psicología, pedagogía, periodismo y en el último tiempo, medicina.<br />

Y cuando está en el trabajo está también de algún modo en la casa a través del<br />

contacto telefónico y da órdenes y soluciona problemas y le ayuda en las tareas a<br />

sus hijos y previene accidentes, etc. Y en el trabajo mismo crea un espacio a su<br />

alrededor muy distinto al agresivo espacio masculino, que tiene más de hogar que<br />

de banco o de fábrica y que no es indiferente al hecho frecuente de la confusión de<br />

espacios, roles y lealtades, que ocurre en varones que empiezan a sentir que el<br />

hogar está más junto a la colega o a la secretaria que al lado de la esposa. Lo que<br />

queremos señalar, en el fondo, es que una mujer bien mujer no pierde su condición<br />

de tal por trabajar en lo que sea, pues donde ella vaya pondrá su particular sello de<br />

percibir el mundo y de operar en él y una de las formas más radicales de su modo de<br />

estar en el mundo es el habitar el espacio en torno, haciéndolo circular, cálido,<br />

pleno y regalado.<br />

LA TEMPORALIDAD FEMENINA<br />

Pasaremos por alto las consideraciones filosóficas sobre el problema del tiempo y la<br />

temporalidad en el sentido de lo planteado por el gran pensador alemán Martin<br />

Heidegger (1927), para entrar directamente a la descripción de algunos rasgos del<br />

tiempo femenino. Así como la espacialidad está muy vinculada al cuerpo y ambas<br />

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