21.07.2019 Views

El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

terrible y gran<strong>de</strong>.<br />

Cuando se apeó <strong>de</strong>l caballo, <strong>de</strong>sató la cuerda con que tenía amarradas las<br />

patas y el hocico <strong>de</strong>l oso: <strong>los</strong> perros comenzaron a ladrar con fuerza. <strong>El</strong> animal<br />

quería volverse a la selva, lo cual asustó a muchos hombres.<br />

<strong>El</strong> oso asustado por el ruido huyó hacia la cocina. ¡Cómo huy eron <strong>los</strong><br />

cocineros lejos <strong>de</strong>l fuego! Más <strong>de</strong> una cal<strong>de</strong>ra se volcó y más <strong>de</strong> un hacha cay ó<br />

a tierra. ¡Qué <strong>de</strong> buenos manjares cay eron en la ceniza!<br />

Jefes y escu<strong>de</strong>ros saltaron <strong>de</strong> sus asientos. <strong>El</strong> oso comenzó a irritarse: el rey<br />

mandó que soltaran todas las traillas <strong>de</strong> perros que estaban sujetos con cuerdas<br />

¡Aquél hubiera sido un día feliz, si terminara con bien!<br />

Con arcos y picas, salieron a perseguir al oso <strong>los</strong> más ligeros y audaces, pero<br />

nadie se atrevía a tirarle porque había muchos perros. Los gritos <strong>de</strong> la multitud<br />

hacían retemblar la montaña.<br />

<strong>El</strong> oso comenzó a huir rápidamente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> <strong>los</strong> perros; nadie podía seguirlo<br />

sino el esposo <strong>de</strong> Crimilda. Lo alcanzó con la espada y le dio muerte; el monstruo<br />

fue acercado a la hoguera.<br />

Los que veían aquello <strong>de</strong>cían que era un hombre muy fuerte. Rogaron a <strong>los</strong><br />

audaces compañeros <strong>de</strong> cacería que se acercaran a la mesa: <strong>los</strong> héroes se<br />

sentaron sobre el mullido césped. ¡Ah!, ¡qué magníficos manjares sirvieron a <strong>los</strong><br />

cazadores!<br />

Los coperos que <strong>de</strong>bían servir el vino andaban muy <strong>de</strong>spacio, por lo <strong>de</strong>más<br />

<strong>los</strong> héroes no podían estar mejor servidos. Sin tener entre el<strong>los</strong> un alma perversa<br />

aquel<strong>los</strong> héroes hubieran estado al abrigo <strong>de</strong> toda vergüenza. Así dijo el noble<br />

Sigfrido:<br />

—Me llama la atención que y a que nos traen tantos manjares <strong>de</strong> la cocina,<br />

¿por qué <strong>los</strong> coperos no nos sirven vino? Si no se sirve mejor a <strong>los</strong> cazadores, no<br />

tomaré parte en ninguna otra cacería.<br />

—Yo he dado motivo para que se me atienda mejor —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su asiento le<br />

contestó el rey con falsía—. Nos enmendaremos <strong>de</strong> aquello en que hoy se os<br />

hay a faltado: Hagen es el que nos quiere hacer morir <strong>de</strong> sed.<br />

—Yo creía, mi querido señor —contestó Hagen <strong>de</strong> Troneja—, que hoy se<br />

cazaría en el Spechtsharte: allí he enviado el vino. Si hoy permanecemos<br />

sedientos, en a<strong>de</strong>lante evitaré que suceda.<br />

—Yo os daré las gracias —dijo el noble Sigfrido—. Siete bestias <strong>de</strong> carga por<br />

lo menos <strong>de</strong>bían habernos traído el mosto y el hidromel: <strong>de</strong> no hacer esto<br />

<strong>de</strong>bimos acampar en las orillas <strong>de</strong>l Rhin.<br />

Hagen <strong>de</strong> Troneja le contestó:<br />

—Nobles y valerosos caballeros, yo sé que cerca <strong>de</strong> aquí hay una fresca<br />

fuente y para que no os incomodéis vamos a ir a ella.<br />

Este aviso <strong>de</strong>bía causar gran pena a muchos héroes. <strong>El</strong> guerrero Sigfrido<br />

sentía una sed abrasadora; mandó retirar en seguida las mesas para ir a la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!