21.07.2019 Views

El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

No se veía allí ninguna mujer con colores: ciñiendo la cabeza llevaban<br />

brillantes bandas <strong>de</strong> oro para que el viento no las <strong>de</strong>speinara; estaban seductoras<br />

y hermosas.<br />

Dejemos a las mujeres ocupadas en sus asuntos. Para salir al campo a recibir<br />

a <strong>los</strong> guerreros, <strong>los</strong> amigos <strong>de</strong> Rudiguero hicieron gran<strong>de</strong>s preparativos; fueron<br />

muy bien recibidos en las tierras <strong>de</strong>l margrave.<br />

Cuando el margrave vio que se aproximaban, Rudiguero el valiente les dijo<br />

con cariño:<br />

—Bienvenidos sean <strong>los</strong> señores y toda su gente, una satisfacción es para mí<br />

ver<strong>los</strong> en mis dominios.<br />

Los guerreros dieron las gracias con buena fe y sin odio, pues les manifestaba<br />

claramente la alegría por su llegada. Saludó particularmente a Hagen, al que<br />

hacía mucho tiempo que conocía, y lo mismo con Volker, el héroe <strong>de</strong> Borgoña.<br />

Recibió también a Dankwart; así dijo al fuerte héroe:<br />

—Ya que consentís en recibirnos, ¿quién cuidará <strong>de</strong>l acompañamiento que<br />

hemos traído <strong>de</strong> Worms sobre el Rhin?<br />

—Ese cuidado es mío —respondió el margrave—. En este país se cuidará con<br />

esmero <strong>de</strong> vuestro acompañamiento y también <strong>de</strong> lo que habéis traído en<br />

cabal<strong>los</strong>, plata y vestidos: pondré tan buena guardia que no se per<strong>de</strong>rá nada, ni<br />

aun lo que valga media espuela.<br />

» Criados, levantad tiendas en el campo; y o soy responsable <strong>de</strong> todo lo que se<br />

pierda; quitad las bridas y <strong>de</strong>jad libres <strong>los</strong> cabal<strong>los</strong>.<br />

Pocos huéspe<strong>de</strong>s <strong>los</strong> habían recibido tan bien. Los extranjeros estaban<br />

alegres. Cuando estuvo todo preparado, <strong>los</strong> señores se alejaron <strong>de</strong> allí <strong>de</strong>jando a<br />

<strong>los</strong> criados que se acostaran en la hierba, don<strong>de</strong> reposaron bien. Pienso que en su<br />

viaje nunca se encontraron mejor.<br />

La margrave había salido fuera <strong>de</strong> la ciudad con su hermosa hija. Allí se<br />

veían con ella mujeres admirables y muchas bellas jóvenes: llevaban muchas<br />

piedras preciosas y muchos ricos vestidos.<br />

<strong>El</strong> fulgor <strong>de</strong> las piedras preciosas que llevaba en sus adornos se advertía <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

muy lejos y estaban perfectamente puestos. Se acercaban y a <strong>los</strong> extranjeros y<br />

echaron pie a tierra. ¡Oh!, ¡cuántas cortesías hicieron <strong>los</strong> Borgoñones!<br />

Sesenta y tres vírgenes y muchas más mujeres, cuy os cuerpos parecían<br />

formados por el <strong>de</strong>seo, se presentaron ante el<strong>los</strong> ro<strong>de</strong>adas <strong>de</strong> un gran número <strong>de</strong><br />

fuertes hombres.<br />

Distinguidamente saludaron todos a las nobles mujeres.<br />

La margrave besó a <strong>los</strong> tres rey es y lo mismo hizo su hija. Hagen estaba al<br />

lado <strong>de</strong> el<strong>los</strong>. <strong>El</strong> padre le dijo que lo abrazara: ella lo miró y pareciéndole muy<br />

feroz y muy horrible, se hubiera abstenido <strong>de</strong> hacerlo <strong>de</strong> buena gana.<br />

Pero tuvo que hacer lo que su padre le mandaba. Sus colores se mudaban,<br />

siendo ora pálidos ora rojos. También besó a Dankwart y <strong>de</strong>spués al distinguido

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!