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El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

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CANTO IV: [3]<br />

De cómo Sigfrido<br />

combatió a <strong>los</strong> Sahsen<br />

l reino <strong>de</strong> Gunter llegaron<br />

extrañas noticias: guerreros<br />

<strong>de</strong>sconocidos <strong>de</strong> país lejano, le<br />

enviaron mensajes en <strong>los</strong> que<br />

rebosaba el odio. Al escuchar la<br />

narración aquélla, todos<br />

experimentaron verda<strong>de</strong>ro<br />

espanto.<br />

Os diré <strong>los</strong> nombre <strong>de</strong><br />

aquel<strong>los</strong> guerreros: eran<br />

Lu<strong>de</strong>gero, rey <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sahsen,<br />

jefe po<strong>de</strong>roso y respetado, y su<br />

compañero el rey Lu<strong>de</strong>gasto <strong>de</strong><br />

Dinamarca, a <strong>los</strong> que en su<br />

expedición acompañaban<br />

muchos valerosos capitanes.<br />

Llegaron ante Gunter <strong>los</strong> emisarios que enviaban sus enemigos: preguntáronle<br />

qué noticias traían, e inmediatamente fueron conducidos a la corte, a la presencia<br />

<strong>de</strong>l rey. Después <strong>de</strong> saludar<strong>los</strong> atentamente, les dijo:<br />

—Sed bienvenidos: Yo no conozco a <strong>los</strong> que os envían, vosotros me diréis<br />

quiénes son.<br />

Así dijo el buen rey. Temían gran<strong>de</strong>mente el furor <strong>de</strong> Gunter.

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