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El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

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Cuando <strong>los</strong> mensajeros llegaron a Dinamarca y el rey Lu<strong>de</strong>gasto tuvo<br />

conocimiento <strong>de</strong>l modo como venían <strong>de</strong>l Rhin y <strong>de</strong> la arrogancia <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

Borgoñones se irritó mucho.<br />

Le manifestaron que había allí muchos hombres atrevidos. « A<strong>de</strong>más hemos<br />

visto uno al lado <strong>de</strong>l rey Gunter que se llama Sigfrido, un héroe <strong>de</strong>l Ni<strong>de</strong>rland» .<br />

Al saber esto Lu<strong>de</strong>gasto se puso en gran cuidado.<br />

Enterados <strong>de</strong> esto <strong>los</strong> <strong>de</strong> Dinamarca se apresuraron sin <strong>de</strong>scanso a reunir<br />

aliados hasta que el rey Lu<strong>de</strong>gasto contó para realizar su expedición con veinte<br />

mil guerreros escogidos entre <strong>los</strong> hombres más esforzados.<br />

<strong>El</strong> valeroso Lu<strong>de</strong>gero jefe <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sahsenos <strong>los</strong> llamó, logrando reunir a<strong>de</strong>más<br />

unos cuarenta mil o más con <strong>los</strong> que se proponía invadir el país <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

Borgoñones. También había mandado reclutar el rey Gunter.<br />

Entre sus amigos y entre <strong>los</strong> <strong>de</strong>l señor su hermano <strong>los</strong> que quisieran tomar<br />

parte en aquella guerra, y lo mismo había hecho Hagen entre sus guerreros: estos<br />

héroes <strong>de</strong>bían marchar al peligro. Muchos murieron en él.<br />

Se dispusieron a partir precipitadamente: cuando salieron, Volker el audaz<br />

llevaba el estandarte y cuando abandonaron a Worms sobre el Rhin, Hagen <strong>de</strong><br />

Troneja era el jefe <strong>de</strong> las huestes.<br />

Con el<strong>los</strong> iban también Sindold el atrevido y Hunold capaces <strong>de</strong> merecer todo<br />

el oro <strong>de</strong>l rico rey. Dankwart el hermano <strong>de</strong> Hagen y también Ortewein, que<br />

seguramente podían formar parte con honor <strong>de</strong> aquel ejército.<br />

—Señor rey —dijo Sigfrido—. Permaneced en vuestra casa, y a que vuestros<br />

guerreros quieren seguirme. Quedaos al lado <strong>de</strong> las mujeres y estad siempre<br />

tranquilo <strong>de</strong> espíritu. Tengo gran confianza en que sabré <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r vuestro honor y<br />

vuestros bienes.<br />

» Los que quieren atacarnos en Worms sobre el Rhin, a <strong>los</strong> que yo <strong>de</strong>tendré,<br />

podían quedarse don<strong>de</strong> están: nosotros avanzaremos tanto que su arrogancia se<br />

convertirá en aflicción.<br />

Después <strong>de</strong> abandonar el Rhin atravesaron el Hesse con sus guerreros,<br />

dirigiéndose al país <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sahsen; pronto entraron en combate. Con el saqueo y el<br />

incendio hicieron tan gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>strozos en el país, que <strong>los</strong> dos príncipes<br />

experimentaron gran pena al saberlo.<br />

Llegaron a la Marca; <strong>los</strong> soldados apresuraban el paso. <strong>El</strong> fuerte Sigfrido<br />

comenzó a preguntar:<br />

—¿Quién se encargará <strong>de</strong> proteger nuestra retirada? Nunca han tenido <strong>los</strong><br />

Sahsen una campaña tan <strong>de</strong>structora.<br />

—Qué <strong>los</strong> más jóvenes que<strong>de</strong>n guardando <strong>los</strong> caminos —le contestaron—<br />

con el atrevido Dankwart, que es un guerrero rápido: nosotros per<strong>de</strong>mos menor<br />

número a manos <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong> Lu<strong>de</strong>gero; que en esta ocasión que<strong>de</strong> él con<br />

Ortewein formando la retaguardia.<br />

—Yo mismo avanzaré —dijo Sigfrido el esforzado— y perseguiré a <strong>los</strong>

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