21.07.2019 Views

El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

felices: que la que nunca saludó a un guerrero haga homenaje a Sigfrido, pues así<br />

nos captaremos la voluntad <strong>de</strong> héroe tan arrogante.<br />

Los amigos <strong>de</strong>l jefe fueron a buscarle y hablaron <strong>de</strong> este modo al héroe <strong>de</strong>l<br />

Ni<strong>de</strong>rland.<br />

—<strong>El</strong> rey <strong>de</strong>sea que os aproximéis a su corte, para que su hermana os pueda<br />

saludar, honrándoos <strong>de</strong> este modo.<br />

<strong>El</strong> jefe <strong>de</strong> héroes, sintió que su alma rebosaba <strong>de</strong> alegría; sentía en su corazón<br />

ternura sin aflicción, pues iba a ver a la hermosa hija <strong>de</strong> Uta. La tan digna <strong>de</strong><br />

amor, saludó al hermoso Sigfrido con <strong>de</strong>coro y gracia.<br />

Cuando ella vio ante sí al hombre <strong>de</strong> tan esforzado ánimo, se encendieron sus<br />

bel<strong>los</strong> colores.<br />

—Bienvenido, señor Sigfrido, noble y buen caballero —le dijo la bella.<br />

Este saludo lo alegró y elevó su alma. Se inclinó ante la amorosa y le dio las<br />

gracias. <strong>El</strong> mutuo amor atraía al uno hacia el otro; y amorosas las miradas se<br />

contemplaban con cariño al héroe y la joven, pero esto lo hacía recatadamente.<br />

Si en aquel momento la blanca mano fue oprimida amorosamente, y o lo<br />

ignoro. Pero no pue<strong>de</strong> creerse que <strong>de</strong>jaran <strong>de</strong> hacerlo: aquel<strong>los</strong> dos corazones<br />

enamorados, hubieran sido torpes <strong>de</strong> otro modo.<br />

Ni en el estío ni en las hermosas mañanas <strong>de</strong> may o, experimentó él una<br />

alegría tan gran<strong>de</strong> en su corazón, como la que le hizo sentir el tacto <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong><br />

aquélla a quien <strong>de</strong>seaba como esposa.<br />

Así pensaban muchos guerreros. « ¡Ah!, quien pudiera caminar a su lado y<br />

reposar junto a ella, como veo que él lo hace; todo mi odio se acabaría» . Nunca<br />

guerrero alguno había servido a tan hermosa princesa.<br />

Todos <strong>los</strong> que habían llegado <strong>de</strong> <strong>los</strong> dominios <strong>de</strong> otros reyes admiraban en el<br />

salón a uno y otro. Permitieron a la joven que abrazara al hombre esforzado; en<br />

toda la vida le había sucedido nada más dulce.<br />

<strong>El</strong> rey <strong>de</strong> Dinamarca habló así en aquel momento:<br />

—Por tan elevadas salutaciones muchos han recibido gran<strong>de</strong>s heridas, yo<br />

también he experimentado el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Sigfrido. Que Dios quiera que<br />

jamás se le ocurra ir a Dinamarca.<br />

Por todos lados hicieron abrir paso a la hermosa Crimilda; muchos guerreros<br />

valientes magníficamente vestidos la acompañaron hasta la iglesia. <strong>El</strong> valeroso<br />

héroe se vio pronto alejado <strong>de</strong> ella.<br />

Hela aquí que se dirige hacia la catedral, seguida <strong>de</strong> muchas mujeres. Va tan<br />

bien vestida la princesa, que muchos murmul<strong>los</strong> se elevaban alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ella;<br />

había nacido para recrear las miradas <strong>de</strong> más <strong>de</strong> un héroe.<br />

Gran<strong>de</strong> era la impaciencia <strong>de</strong> Sigfrido porque acabaran <strong>los</strong> cantos. Podía<br />

felicitarse, pues sabía que era favorecido por aquélla a quien llevaba en su<br />

corazón. Él también acariciaba en su alma a la hermosa.<br />

Cuando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la misa salió <strong>de</strong> la catedral, se invitó al héroe que fuera

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!