21.07.2019 Views

El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Yo iré a la sala para saber noticias <strong>de</strong> <strong>los</strong> que han hecho —dijo el fuerte<br />

Wolfhart—, y haré saber a mi querido señor cuál es la causa <strong>de</strong> <strong>los</strong> lamentos que<br />

se escuchan.<br />

—Cuando se espera hallar la cólera —contestó el noble Dietrich—, las<br />

preguntas importunas irritan al alma <strong>de</strong> <strong>los</strong> guerreros: por esto, Wolfhart, no<br />

quiero que les preguntes nada.<br />

Mandó a Helferico que fuera y preguntara lo que había sucedido, fuera a <strong>los</strong><br />

hombres <strong>de</strong> Etzel, fuera a <strong>los</strong> extranjeros. Nunca habían visto a gente tan<br />

profundamente afligida. <strong>El</strong> mensajero llegó y preguntó:<br />

—¿Qué ha sucedido?<br />

Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> que allí estaban le respondió:<br />

—Todos aquél<strong>los</strong> a quienes amábamos en el Huneland han sido matados.<br />

Aquí yace Rudiguero, muerto por <strong>los</strong> Borgoñones.<br />

» Ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> que habían venido con él ha podido escapar.<br />

La aflicción <strong>de</strong> Helferico no pudo ser may or. Nunca había recibido una<br />

noticia que le causara tanta pena. Volvió a Dietrich llorando y lamentándose.<br />

—¿Qué habéis podido saber? —preguntó Dietrich—, ¿por qué lloráis tanto,<br />

héroe Helferico?<br />

—Gran motivo tengo para llorar —respondió el noble guerrero—, <strong>los</strong><br />

Borgoñones han matado a Rudiguero.<br />

—No lo habrá querido Dios. Sería <strong>de</strong>masiada venganza; sería una jugada <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>monio. ¿Cómo pue<strong>de</strong> ser que Rudiguero hay a tenido tan triste suerte? Yo sé que<br />

es muy amigo <strong>de</strong> <strong>los</strong> extranjeros.<br />

—Si han hecho tal cosa —le respondió el fuerte Wolfhart— es menester que<br />

lo paguen con la vida. Si lo sufriéramos sería una vergüenza, un <strong>de</strong>shonor.<br />

Gran<strong>de</strong>s servicios nos ha prestado el brazo <strong>de</strong> Rudiguero.<br />

<strong>El</strong> jefe <strong>de</strong> <strong>los</strong> Amelungos mandó tomar mejores informes. Sentóse a una<br />

ventana con el corazón oprimido. Luego dijo a Hil<strong>de</strong>brando que se acercara a <strong>los</strong><br />

extranjeros para saber por el<strong>los</strong> lo que había pasado.<br />

<strong>El</strong> fuerte guerrero en <strong>los</strong> combates, el maestre Hil<strong>de</strong>brando, no llevaba en las<br />

manos ni escudo ni armas. Quería llegar cortésmente a <strong>los</strong> extranjeros, pero el<br />

hijo <strong>de</strong> su hermana le hizo una buena observación. <strong>El</strong> furioso Wolfhart, le dijo:<br />

—Si vais sin armas, os ultrajarán y tendréis que retiraros <strong>de</strong> un modo<br />

vergonzoso; llevad vuestras armas y os respetarán muchos.<br />

Siguiendo el viejo el consejo <strong>de</strong>l joven, Hil<strong>de</strong>brando tomó sus armas, y antes<br />

que lo advirtiera, todos <strong>los</strong> guerreros <strong>de</strong> Dietrich tenían las espadas en la mano.<br />

Esto causó pena al héroe y hubiera querido evitarlo. Preguntó a dón<strong>de</strong> querían ir:<br />

—Nosotros queremos ir contigo, porque Hagen <strong>de</strong> Troneja es tan osado que<br />

podría hablaros con <strong>de</strong>sprecio, como hace con frecuencia.<br />

Cuando escuchó esto, el héroe accedió a <strong>los</strong> <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> <strong>los</strong> guerreros. Vio el<br />

fuerte Volker cómo avanzaban <strong>los</strong> guerreros <strong>de</strong> Berna, la gente <strong>de</strong> Dietrich, con

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!