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El Cantar de los Nibelungos

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de los siglos brotan fuentes históricas de la may or importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que estudiada.

De los monumentos literarios que se perpetúan a través de
los siglos brotan fuentes históricas de la may or
importancia, allí resaltan las costumbres de la época en que
aparecieron, nos dan a conocer las formas del lenguaje que
entonces se empleaban y, como si tuvieran la limpidez del
espejo, se reflejan en ellos los sentimientos que animaran a
los héroes que en él se agitan, pues por embellecida que se
encuentre la naturaleza por el arte, es siempre la naturaleza, y
la vista deshaciendo el artificio ve sin él la ruda forma y el
duro contorno. Esta sola consideración bastaría para que a
pesar de la fatiga que produce, no se descansara en el estudio
de los antiguos poemas y entre estos hay que conceder un
señalado lugar al que abre el ciclo épico de la literatura
germánica, más nombrada que conocida, más aplaudida que
estudiada.

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músico: este beso lo merecía por su valor y su arrojo.<br />

La joven margrave tomó <strong>de</strong> la mano al joven Geiselher <strong>de</strong> Borgoña; y<br />

también hizo lo mismo su madre con el fuerte Gunter. Condujeron a <strong>los</strong> héroes<br />

con cariñosos miramientos.<br />

<strong>El</strong> jefe, caminando al lado <strong>de</strong> Gernot, penetró en un anchuroso salón. Los<br />

caballeros y las señoras se sentaron allí y dieron a <strong>los</strong> extranjeros <strong>de</strong>l mejor vino<br />

que podía encontrarse: nunca hubo héroes que fueran mejor tratados.<br />

Todos fijaban sus ávidos ojos en la hija <strong>de</strong> Rudiguero, que estaba<br />

magníficamente vestida. En lo íntimo <strong>de</strong> su alma, más <strong>de</strong> un noble caballero le<br />

<strong>de</strong>claró su amor; en verdad que lo merecía, pues sus sentimientos eran nobles y<br />

puros.<br />

Lo que el<strong>los</strong> pensaban no podía realizarse. Los buenos caballeros veían por<br />

todas partes doncellas y mujeres, <strong>de</strong> las que había muchas. <strong>El</strong> noble artista quería<br />

mucho y bien al noble Rudiguero.<br />

Se separaron <strong>de</strong>spués, según era costumbre en el país, yéndose <strong>los</strong> caballeros<br />

por un lado y las mujeres por otro. Pusieron las mesas en la ancha sala y<br />

sirvieron abundantemente a <strong>los</strong> <strong>de</strong>sconocidos extranjeros.<br />

En prueba <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración a el<strong>los</strong>, la noble margrave <strong>los</strong> acompañó a la<br />

mesa. A su hija la <strong>de</strong>jó en compañía <strong>de</strong> las doncellas como era conveniente. Esto<br />

no agradó a <strong>los</strong> huéspe<strong>de</strong>s que <strong>de</strong>seaban verla.<br />

Cuando hubieron comido y bebido bien, entraron las hermosas en la sala. No<br />

faltaron <strong>los</strong> cuentos chistosos: Volker habló mucho, era un guerrero fuerte y muy<br />

hábil. <strong>El</strong> músico dijo en alta voz:<br />

—Muy rico margrave, Dios ha obrado con vos misericordiosamente: os ha<br />

dado una esposa honrada y bella y una dichosa vida.<br />

» Si fuera rey —añadió el músico—, si ciñera una corona anhelaría tener por<br />

esposa a vuestra hermosa hija, ella ha impresionado fuertemente mi espíritu. Es<br />

digna <strong>de</strong> amor y a<strong>de</strong>más noble y buena.<br />

—¿Cómo es posible que un rey pretendiera a mi querida hija? —le contestó el<br />

margrave—. Nosotros estamos <strong>de</strong>sterrados aquí mi mujer y yo, y nada tenemos<br />

que dar; ¿para qué pue<strong>de</strong> servir su belleza?<br />

Gernot el noble y buen héroe dijo:<br />

—En el caso <strong>de</strong> que se hubiera <strong>de</strong> escoger una esposa a mi gusto, mi corazón<br />

se estremecería <strong>de</strong> alegría al tenerla por mujer.<br />

Entonces Hagen dijo en tono amistoso:<br />

—Ya <strong>de</strong>be pensar en tomar mujer, mi señor Geiselher, y <strong>de</strong> tan ilustre<br />

prosapia es la joven margrave, que yo y todos <strong>los</strong> que me acompañan la<br />

serviríamos con gusto; menester es que se venga a Borgoña y ciña la corona.<br />

Estas frases agradaron mucho al buen margrave y también a Gotelinda;<br />

luego muchos guerreros se arreglaron <strong>de</strong> modo que el noble Geiselher la tomó<br />

por esposa, según convenía a tan elevada persona.

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